Una nueva era en el tratamiento del Alzhéimer parece abrirse gracias a nuevos fármacos experimentales. El donanemab, por ejemplo, ha logrado frenar un 35% los efectos del deterioro cognitivo y funcional de los pacientes con síntomas de enfermedad de Alzheimer en fases tempranas en un ensayo realizado a 1.200 pacientes.
Para hablar sobre los avances en la lucha contra los efectos del Alzhéimer y sobre este nuevo esperanzador medicamento hablamos con el doctor Pascual Sánchez Juan, Director Científico de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), de Madrid.
El Dr. Sánchez Juan es neurólogo, experto en demencias, fundador de la Unidad de Deterioro Cognitivo Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y autor de múltiples publicaciones internacionales y nacionales sobre enfermedades neurodegenerativas, particularmente las enfermedades priónicas y la enfermedad de Alzheimer.
Doctor Pascual Sánchez Juan
- Director Científico de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN) de Madrid.
¿Existen investigaciones prometedoras o terapias emergentes que puedan brindar esperanza para el tratamiento del Alzhéimer?
Por supuesto. Esta semana se ha celebrado en Ámsterdam el congreso de la Alzheimer Asociación y hemos tenido acceso a la presentación de datos de terapias que por primera vez son capaces de tener un impacto en la clínica de la enfermedad, ya que reducen los niveles de la proteína amiloide, una de las que encontramos en el cerebro de los pacientes con alzhéimer. Y por primera vez vemos que esto es capaz de reducir o disminuir el deterioro cognitivo. Aunque el efecto es modesto de momento, supone un punto de partida muy robusto para, a partir de aquí, ir añadiendo nuevas terapias con las que cronificar esta enfermedad, que es nuestro objetivo realista ahora mismo.
Por primera vez vemos que esto es capaz de reducir o disminuir el deterioro cognitivo
¿Qué efectividad tiene el fármaco de Lilly contra el deterioro cognitivo del Alzhéimer?
Según los datos presentados, entre los pacientes con niveles bajos-medios de tau y con un estadio temprano de la enfermedad, el tratamiento con donanemab ralentizó significativamente el deterioro en un 35%.
¿Estos fármacos pueden suponer una nueva era en la lucha contra el deterioro cognitivo?
Sí. Pensamos que son los primeros pasos de una nueva era en la lucha contra el deterioro cognitivo y el Alzhéimer. Entre los investigadores y profesionales sanitarios hay un consenso general de que nos encontramos ante los primeros momentos de un cambio y por fin tenemos unas herramientas útiles para avanzar. Aún así, para conseguirlo, tendremos que diagnosticar a los pacientes mejor, de una forma más precisa y precoz para poder dar los nuevos fármacos lo antes.
¿Cuáles son los primeros signos y síntomas comunes del Alzheimer que debemos tener en cuenta?
El síntoma más común del Alzhéimer y el motivo más frecuente de consulta médica son los problemas de memoria. Sobre todo, los problemas de memoria reciente relacionados con el día a día: que a una persona se le diga una cosa y al ratito se le haya olvidado, que haga preguntas repetitivas, etc. Lo que nosotros llamamos la memoria episódica a corto plazo. También puede haber algunos cambios de carácter, sobre todo una apatía, que a veces es también un síntoma precoz, pero la memoria es por lo que más frecuente consultan los pacientes.
¿Cuál es la diferencia entre el envejecimiento normal del cerebro y los cambios relacionados con el Alzhéimer?
Se trata de una pregunta compleja ya que la enfermedad de Alzheimer y el envejecimiento pueden presentar similitudes en el cerebro. Los cambios relacionados con el alzhéimer los definimos por la presencia de dos proteínas, amidoide y tau. Estos son los dos tipos de proteínas que se acumulan en el cerebro y en base a las que diagnosticamos el alzhéimer.
La complejidad vienen de que, en el cerebro de un anciano también se pueden ver estas proteínas sin que sea un paciente de alzhéimer clínico, por lo que debemos ser precisos y analizar en detalle todos los indicios. Esto no quita que cada vez diagnosticamos a los pacientes con mayor precisión y podemos explicar en cada persona los diferentes componentes que están asociados a sus síntomas.
Cada vez diagnosticamos a los pacientes con mayor precisión
¿Cuáles son los factores de riesgo conocidos para el desarrollo de la enfermedad y qué se puede hacer para reducir esos riesgos?
Hay una serie de factores de riesgo que están bien definidos y sí que se puede hacer algo por reducirlo, pero el mensaje más importante es que hay que empezar pronto. Es muy importante controlar factores como el tabaco, la tensión, la diabetes o la obesidad, que también son factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer. Es muy importante también realizar ejercicio físico, ya que se ha demostrado que es un factor protector. Lo mismo con la dieta mediterránea, que ha demostrado reducir el riesgo de desarrollo de alzhéimer.
Luego hay otros factores que son más específicos de la enfermedad de Alzheimer, como por ejemplo la hipoacusia. Las personas con una limitación sensorial están en mayor riesgo, por eso es importante corregir lo antes posible estos problemas. A esto se suma el sueño. Se ha demostrado que dormir bien está relacionado con una mejor salud del cerebro. Todas estas cosas es esencial tenerlas en cuenta ya que son factores que se pueden modificar.
¿Cuáles son las opciones de diagnóstico disponibles para detectar el Alzhéimer en etapas tempranas?
En esto también hemos avanzado mucho. Cada vez tenemos más herramientas. En este sentido, los biomarcadores de líquido cefalorraquídeo y de PET poco a poco se van incorporando en la práctica clínica y han supuesto un cambio muy importante, ya que nos permiten diagnosticar con mucha más precisión a los pacientes. También contamos con nuevos test diagnósticos en desarrollo que se pueden hacer en el plasma de la sangre. El objetivo es que estos nos permitan hacer un diagnóstico mucho más ágil, como si se tratara de un análisis de sangre, y esperamos que esté disponible en unos pocos años.
Sobre el diagnóstico, yo creo que conforme los fármacos vayan demostrando su utilidad se hará más apremiante mejorar el diagnóstico. Hasta que incluso lleguemos a la implantación de screening poblacionales, igual que hacemos para otro tipo de enfermedades, en lo que personas sin síntomas se sometan una serie de pruebas para fomentar la detección precoz.
¿Cómo puede afectar esta enfermedad a la función cognitiva y la memoria de una persona?
Además de lo que comentamos de los problemas de memoria, afecta al cerebro globalmente. Puede empezar por la memoria, pero la enfermedad va avanzando y afecta a todas las áreas cognitivas: al lenguaje, al razonamiento, a la función ejecutiva, a la capacidad de organizarse, a la conducta, al sueño, etc.
¿Cuáles son los tratamientos actuales más efectivos para el Alzhéimer y cómo han evolucionado en los últimos años?
Hay tratamientos sintomáticos que llevan más de 20 años aprobados, fundamentalmente los fármacos inhibidores de la acetilcolinesteras y la memantina. Se trata de una serie de fármacos que ayudan a mantener la función cognitiva, pero no hemos tenido más avances desde su aprobación. Se ha avanzado en intervenciones globales a los pacientes que incluyen la recomendación de ejercicio, dieta mediterránea o descanso, pero no en el campo farmacológico.
¿Existen medidas preventivas o intervenciones que puedan retrasar o detener la progresión del Alzhéimer?
Una vez que ya tenemos el diagnóstico, como decíamos hay algunos estudios que muestran que intervenciones multidominio contribuyen a modificar todos estos factores de riesgo. Estas intervenciones y la estimulación cognitiva pueden retrasar el deterioro en una persona que ya tiene síntomas. Esperamos poder contar pronto con los nuevos fármacos y poder prescribirlos a nuestros pacientes.
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