Gracias a las redes sociales, todo ciudadano puede legítimamente considerarse un agente político influyente cuando publica un tuit. Los independentistas han llenado el universo Twitter de celebraciones por la república naciente.

Sin embargo, quienes la proclamaron el viernes tan solemnemente en el Parlament han tenido una novedosa forma de poner en marcha el nuevo Estado: tomarse heroicamente el fin de semana libre, en lugar de atrincherarse a trabajar en sus despachos. El  autodenominado presidente de la Generalitat paseaba por Girona y se hacía fotos con sus vecinos, mientras una multitud de catalanes que se sienten españoles se manifestaba en Barcelona.

Y el Gobierno de la Nación asumía el mando de la administración autonómica, empezando por los Mossos d'Esquadra, por retirar la escolta a los exaltos cargos, por dejarles sin coche oficial y por ordenar que no se les pague el sueldo a partir de noviembre. Lo primero es lo primero. A partir de hoy llegará lo segundo: las querellas por rebelión ante los tribunales.

Los avances tecnológicos del siglo XXI permiten a los seres humanos, si lo desean, disfrutar de una vida virtual paralela a la real. Los independentistas pueden ya saludar al mundo dándole la bienvenida a la virtual República Catalana de Twitter. Sólo eso.