ROSALÍA LLORET. PERIODISTA Y EXPERTA DIGITAL
OPINIÓN

¿Ha de ser inteligente un retrete?

Un retrete a la espera.
Un retrete a la espera.
GTRES
Un retrete a la espera.

Prepárese para un futuro –cercano– en el que interactuará mayoritariamente con la tecnología mediante voz. Vaya despidiéndose de teclados, ratones y pantallas táctiles, porque lo que usará cada vez más para relacionarse con todos sus dispositivos electrónicos será lo mismo que usa con los otros humanos: la conversación. Al menos, fuera del trabajo.

Y no hablamos solo de los llamados ‘altavoces inteligentes’ o ‘asistentes del hogar’ que aterrizaron en el mercado español las pasadas Navidades. Ciertamente los Amazon Echo y Google Home son los dispositivos controlados por voz más populares, hasta el punto de que en EE UU ya han llegado a 50 millones de hogares después de cuatro y dos años en el mercado, respectivamente.

Pero la voz detrás de estos aparatos, es decir, la inteligencia artificial de Amazon (Alexa) y Google (Assistant) se está implementando en cada vez más dispositivos.

Su mayor utilidad, lógicamente, es en aquellos sitios donde tenemos otra cosa entre manos: el coche y el hogar. No cabe duda de que es mucho más práctico y seguro pedir de viva voz a nuestro navegador en el coche que nos indique un trayecto alternativo, en lugar de toquetear la pantalla. Y también resulta útil pedir a nuestra nevera o altavoz inteligente en el hogar que nos lea los siguientes pasos de la receta o añada un producto a la lista de la compra mientras tenemos las manos en la masa.

Tengo algunas dudas, sin embargo, sobre la utilidad de implementar la voz de Alexa en el retrete inteligente de Kohler –anunciado este mes en el CES de Las Vegas– para que nos ponga básicamente la música, luz ambiente y temperatura preferida para nuestra faena en el baño… Y por nada menos que 6.000 euros. Cosas veredes.

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