DAVID DE LA PEÑA
OPINIÓN

La escala de grises de Simeone

Diego Pablo Simeone.
Diego Pablo Simeone.
EFE
Diego Pablo Simeone.

Cargar las tintas contra Diego Pablo Simeone es en este momento el camino más corto, y aunque la postura tiene argumentos de peso, la actuación del Atlético de Madrid en Turín tiene detrás un trasfondo que merece la pena poner sobre la mesa. El primero y más importante fue por supuesto el tándem Massimiliano Allegri – Cristiano Ronaldo, que demostró con creces estar a la altura de las circunstancias.

El minusvalorado técnico toscano dio un golpe de pizarra para ahogar al conjunto rojiblanco, diseñando un preciso entramado en el que las funciones de Emre Can o Federico Bernardeschi, estudiadas al detalle, dieron lugar a un escenario en el que Cristiano Ronaldo fue activado una y otra vez. La Juve logró tirar 38 centros al área, casi doblando los 21 por encuentro que promedia este curso en la Serie A. Allegri puso las balas y Cristiano la escopeta.

Habiendo priorizado la redonda actuación de la Juventus de Turín en tan aciaga noche, hay que decir que la debacle rojiblanca nace del limbo en el que ha vivido el Cholismo en el último lustro, y de la consiguiente acción que ejecuta alguien al que no sólo le sirve competir con los mejores, sino que pretende ganar a los mejores.

La leyenda de Diego Pablo Simeone en el Atlético de Madrid fue construida desde la mediocridad. Para responder a tan adversa situación, el argentino dispuso unos cimientos sólidos, por momentos inquebrantables. Godín y Miranda fue la pareja de centrales que mejor dominó su propio área en todo el fútbol europeo, respaldada por un Thibaut Courtois que exhibía sus dos metros de altura a cada oportunidad. Todo ello equilibrado con una capacidad de contragolpe sobresaliente, liderada en su momento álgido por el Diego Costa más dominante. Pero no fue suficiente.

Quién sabe si una historia rojiblanca en la que los nombres de Sergio Ramos o Juanfran no existieran tal y como se conocen ahora hubiera desencadenado otros acontecimientos, pero la realidad es que el Cholismo no ganó la Copa de Europa, y Simeone, valiente y analítico, asumió que su libreto necesitaba una actualización. Para él construir el siguiente episodio de su proyecto con nombres como Giménez, Lucas Hernández, Rodrigo o Lemar significaba un esfuerzo notorio, no obviamente por la calidad de los futbolistas mencionados, sino por el obligado cambio de guión que debía asumir al configurar su plantilla piezas que demandaban controlar el juego de otra manera.

Giménez o Lucas, dos centrales explosivos y más adecuados para jugar en equipos cuya línea defensiva está muy adelantada, eran la antítesis a Godín y Miranda, los cerebrales jerarcas de antaño. Rodri, un mediocentro que roza la excelencia en el pase pero que no entiende el juego desde la verticalidad era otro choque de trenes. Incluso Griezmann, la gran bandera del proyecto, es un jugador que respira atacando con el balón y no tanto con el espacio. El ambicioso salto de calidad de la plantilla demandaba también un cambio de guión en el plan de juego.

Y es aquí donde Simeone no ha conseguido girar lo suficiente la cintura. Y no se puede decir que sea por falta de intención, porque en Turín el equipo no pecó de conservadurismo, más allá de la imagen dejada. Las decisiones del argentino, de hecho, fueron arriesgadas: doble punta, Saúl como acompañante de Rodri –quizás el medio, cuando juega en ese rol, que menos control da al Atleti dado su dinamismo con y sin balón- y la alineación de Lemar, un extremo con tendencia a conducir y estirar al equipo, pero que no ayuda a asegurar la pelota. El conjunto rojiblanco enseñó más incapacidad que cautela.

El problema del Atlético de Madrid no fue de ambición, como tampoco lo fue su entrenador en la planificación, apostando en los últimos años por piezas de calidad a pesar de que éstas le iban a sacar de su círculo de confort. El problema es que el Cholo venía del negro y aún no ha sido capaz de encontrar el blanco, y en la Liga de Campeones no se puede jugar en una escala de grises. La pregunta ahora mismo es dura por culpa de su imponente figura, pero es irremediable: ¿Puede el Cholo sacar el máximo partido a esta nueva plantilla? De momento, el lienzo, sólo va por el gris.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento