CARMELO ENCINAS. DIRECTOR DE OPINIÓN DE '20MINUTOS'
OPINIÓN

El paraíso de los calvos

La caída del cabello es una de las principales preocupaciones en materia de imagen.
La caída del cabello es una de las principales preocupaciones en materia de imagen.
GTRES
La caída del cabello es una de las principales preocupaciones en materia de imagen.

Mi padre, cuya memoria venero, decía siempre que solo hay un modo eficaz para no perder el cabello, el de "la cajita". Según explicaba, en tono socarrón, la fórmula consistía en depositar celosamente cada pelo que cae del cuero cabelludo en una caja que lo conservara para siempre. Era la forma sutil en que se burlaba de los intentos, entonces fallidos, de quienes trataban de frenar la calvicie, una carencia que él exhibía sin complejo alguno.

Aquel chiste de la cajita hoy no habría tenido gracia ni sentido porque los calvos, por desértica que sea su cobertura craneal, tienen la posibilidad de repoblarla sin necesidad de plantarse un patético bisoñé. Solo es cuestión de dinero. El milagro lo han obrado los llamados injertos capilares que, empleando distintas técnicas obtienen resultados exitosos en mas de un 90 por ciento de las intervenciones. Sus efectos son exhibidos ya sin rubor por numerosos personajes públicos a los que hemos conocido con la frente despejada hasta la trasera y la coronilla pelada.

Su nuevo aspecto es la mejor propaganda de estos trasplantes de pelo en los que el sufrido paciente es a la vez donante y receptor. Y digo "sufrido" porque, aunque la intervención no comporte mayores riesgos, quien a ella se somete ha de soportar unos cuanto miles de pinchazos para extraer, normalmente del cogote, los folículos que son minuciosamente insertados con incisiones en la zona que se pretende repoblar. La anestesia local alivia pero tanto la operación como el post operatorio tienen un trago. Es un padecer que debe compensar en términos de imagen a juzgar por el nivel de negocio que está adquiriendo esta industria quirúrgica.

El filón lo vieron mejor que nadie los médicos turcos que han convertido Estambul en el paraíso de los calvos. En los últimos años las clínicas de injertos capilares han brotado como setas en el centro de la antigua Constantinopla. Su secreto son los módicos precios que permiten los bajos salarios que rigen allí y una logística incentivada y subvencionada por el gobierno turco que ofrece paquetes quirúrgicos incluyendo visitas a los monumentos de la ciudad. Una técnica de marketing tremendamente eficaz porque, además de emplear como gancho los grandes atractivos de Estambul, permite a los más tímidos camuflar el viaje de escapada turística.

A las ciudades españolas no les faltan encantos ni a sus clínicas experiencia y capacidad para ofrecer el servicio y la atención mas avanzada en este tipo de técnicas pero les resulta muy difícil competir en tarifas. Hasta cinco veces mas cara que en Turquía puede costar en España una operación de injerto capilar. Nuestros cirujanos compiten en fiabilidad, frente a los piratas que ofrecen intervenciones chollo ,y en un postoperatorio más próximo y riguroso que el que pueda ofrecer una clínica a mas de 3.000 kilómetros. Ventajas todavía insuficientes para los miles de calvos que peregrinan a su dorado Estambul.

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