Ya están aquí. Como sucede todos los años con la típica canción que nos martillea hasta cogerle el ritmo y acabar tarareándola, el verano trae otro clásico a los usuarios del transporte público: los recortes del servicio, tanto en los buses de la EMT como en Metrovalencia y en los Cercanías de Renfe.
Cualquier asiduo del autobús habrá notado, desde la semana pasada, un ligero aumento de las esperas en las paradas, una situación a la que pone cifras la Federación de Asociaciones de Vecinos de València: de los 745 buses diarios que circularon en junio (en dos turnos), se ha bajado a 675 en julio (un 10%) y en agosto aún habrá menos, 554, un descenso del 26%. Eso sí, la EMT activa en verano un servicio de líneas hacia las playas. Una oferta complementaria, pero pensada para el turismo y no para el usuario habitual.
En el caso del metro, el recorte ronda el 25% y equipara los días de julio y agosto a un sábado del resto del año. No obstante, Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) ha ido reduciendo el "horario intermedio", que hace años llegó a aplicarse también en junio y septiembre. Renfe, por su parte, "adapta la oferta a la demanda" en los Cercanías del 24 de julio al 3 de septiembre.
Para hablar en términos de oferta y demanda solo faltaría el detalle de bajar las tarifas para "adaptarlas" al servicio ofertado. Pagar lo mismo por menos equivale a una subida.
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