JOSE ÁNGEL GONZÁLEZ. PERIODISTA
OPINIÓN

Maxime Hamou, eres un gran candidato de reeducación social

José Ángel González, escritor y periodista.
José Ángel González, escritor y periodista.
JORGE PARÍS
José Ángel González, escritor y periodista.

Nada ejemplar ser humano y deportista con poco futuro –el puesto 287.º del mundo a los 21 años no admite demasiada esperanza–: ¿ha pensado en dejarlo y regresar a las aulas? Lo pregunto porque en el clip de televisión en directo de Eurosport Francia que le ha dado la popularidad que no había logrado con la raqueta demuestra, sobre todo, que es un gran candidato para un curso de reeducación social y gestión de sociabilidad. Lanzarse al cuello de la reportera Maly Thomas, trabarla con el brazo, besarla varias veces e insistir en un magreo que ella no deseaba no le coloca solamente entre los protohumanos, Hamou –concédame driblar el inmerecido tratatamiento de señor–, sino en el peripatético papel de exhibicionista con los valores morales descolocados, una especie que, como demuestran las risas que llegaban al espectador desde el estudio del programa, abunda en los guetos del deporte de élite entendido como principalísimo logro de la humanidad.

Las indulgencias que ha usted aireado hacen patente lo obsoleto que puede alguien llegar a ser incluso en la gestión del perdón. "Estoy a disposición de Maly para presentarle mis disculpas en persona si ella quiere", dice, aspirando a parecer el caballero galante que nunca será ni nadie le pide que sea –se trata de la buena educación de siempre, no de la añeja y falsa cortesía de los salones de flirteo y tontería–. ¿Qué especie de soberbia le hace estar convencido de que la mujer a la que ha agredido podría desear verle de nuevo en un lugar distinto al juzgado? Convendría recordar ahora, por cierto, el muy similar asunto de un macho haciéndose el gallo insaciable cuando el primmo uomo del sainete fue Iker Casillas comiéndole los labios a la reportera Sara Carbonero tras el Campeonato Mundial de Fútbol ganado por España en 2010. Eran novios y ella aceptó, aunque con una más que ligera incomodidad, el morreo en vivo ante la cámara, es cierto, pero el fondo es el mismo: una mujer trabajando es asaltada y colocada en una situación incómoda por un hombre que sigue trabajándose una falaz idea de tenorio incluso frente a millones de espectadores. De no ser casi nulas las voces que se elevaron contra aquel raid –felicitado como impulso bravo hispano, arrebatamiento de un ‘madriles’ o veracidad del dogma del beso español como beso de verdad–, quizá ahora yo no tendría que estar cantando la pérdida de la bola de partido de la urbanidad contra usted, Maxime Hamou, mal tenista, peor persona y grosero homínido.

Aléjese de mí, no le saluda

Jose Ángel González

Mostrar comentarios

Códigos Descuento