Qué bonita te parecía tu vida cuando no tenías redes sociales... Podía ser mejor o peor, pero te gustaba. No tenías con quién compararla. Si acaso con la de los vecinos que por lo que se oía a través de las paredes discutían con bastante frecuencia y se venían arriba un sábado noche de cada seis o siete, y eso era fácil de mejorar.

Pero desde que tienes redes sociales tu vida ha pasado a ser #lavidamásaburridadeinternet. Y es que Facebook te hace creer que no tienes bastantes amigos, Instagram que no tienes suficientes planes y Twitter directamente tonto.

Estás tan a gusto en tu sofá un domingo por la tarde y para matar el aburrimiento coges inocentemente el móvil: "vamos a ver qué se cuece por Facebook..." ¿Que qué se cuece? ¡Percebes, por lo menos! Resulta que tu compañero del colegio por el que no se daba un duro está de vacaciones con el pibón de su novia en Dubai. Tú este año te fuiste a un camping a León cuatro días y da gracias. Y sin novia, que este año no tienes ni eso. El resto de compañeros han estado en Ibiza a todo trapo, en Conil tirados a la bartola o en Noruega fotografiando auroras boreales. "¿En qué momento pasé a ser el más triste de la clase?..."

Qué bajón... Cierras el Facebook y te vas a Instagram que allí sigues a blogueros y por lo menos no partís de una infancia común. "La leche, ¡qué bien viven estos blogueros!" A una le han pagado un viaje a las Maldivas y lleva la tía veinte días allí. El otro ha pasado el verano de fiesta en fiesta y se codea con todo el panorama famosil. Y luego está ésta, la de vida familiar perfecta, el marido maravilloso, el hijo de anuncio y la casa de revista. Hace de todo, va siempre de punta en blanco y encima tiene tiempo hasta para salir a correr. "Tendrá a alguien que le limpie la casa y le planche la ropa. Seguro que gana una pasta..." Fuera Instagram, lo cierras no sin antes ver la última aurora que fotografió el compañero que está en Noruega. "¿Para qué tendré a éste aquí también?..."

Siempre te queda twitter que allí no se da lo del postureo. Lo abres. "Jaja me troncho con este tío, jaja y este otro es para partirse, y éste qué bien escribe, menudo poeta, mira este microcuento, es genial, qué frase más buena. Qué ingeniosa es la gente... ¿Cómo no se me ocurren a mí estas cosas tan graciosas? No sabré escribir así en la vida..."

Cierras twitter con la autoestima por los suelos: "Voy a ver qué ponen en la tele, anda..."

(Y mientras... El compañero de Dubai estuvo en un viaje de empresa de 24 horas e hizo esa foto en el único minuto en el que pisó la calle. La que sale con él es una compañera de trabajo que casi no sabe ni que existe. El de Conil no ve el momento de volver a casa. La bloguera de las Maldivas lleva dos meses a dieta para salir digna en unas fotos que será todo el recuerdo que le quede del viaje. El de las fiestas no conoce a ningún famoso, vive de hotel en hotel y cada vez ve menos a sus amigos. Y la de la vida familiar perfecta se pasa las tardes de los domingos viendo la tele tirada en su sofá, que por cierto, es bastante más incómodo que el tuyo...)