IRENE LOZANO. ESCRITORA
OPINIÓN

El hüzün gana al iPhone 7

Periodista, escritora y política.
Periodista, escritora y política.
JORGE PARÍS
Periodista, escritora y política.

En el pleistoceno de la era tecnológica, o sea, hace unos diez años, le afeé a un colega periodista la cantidad de espacio que daba en su programa radiofónico al lanzamiento de un iPhone nuevo -debía de ser el uno o el menos uno-. Le dije que era simple publicidad y él me contestó que no lo veía distinto a informar de un estreno de cine. Ahora las películas ocupan cada vez menos espacio informativo y los libros casi han desaparecido: yo estaba equivocada y él tenía razón. Es la consecuencia de considerar que una película es sólo un objeto de consumo. Desde luego la cultura entretiene, pero además desde hace 2.500 años la comedia, la tragedia, la música o la filosofía nos han hablado de la condición humana: de lo que somos, vaya. No me tengo por antitecnológica, pero detesto las supersticiones. Si hubiera vivido en la Edad Media, habría sido una hereje; como vivo en el siglo XXI, detesto la adoración al iPhone 7. Los poderes mágicos para la vida no están ahí fuera, sino dentro de nosotros. Y es más fácil que un beso bien plantado nos explique por qué la vida es extraordinaria, con su risa y su llanto, a que lo haga un algoritmo, por más que agradezcamos los problemas que nos soluciona la tecnología.

Pero pongamos que no te planteas una cosa tan rebuscada como el sentido de la vida y simplemente le quieres explicar a un amigo una sensación. ¿Alguna vez has ido a buscar entre los emoticonos la expresión que definía tu estado de ánimo y no la has encontrado? Hay gestos que interpreta un niño de tres años, pero el teléfono desconoce. Las emociones humanas son ambivalentes, a menudo contradictorias. Justo lo contrario de un algoritmo: un conjunto de reglas que nos permite hacer un cálculo sin ambigüedad. Hay emociones que sólo se pueden expresar con palabras, y a veces ni con ellas.

Ahora vivimos una sensación de desánimo colectivo, de frustración con la política, de confusión respecto a con quién hay que negociar y a quien resulta más higiénico meter en la cárcel. No hay un emoticono. De hecho, es difícil encontrar una palabra. En turco llaman hüzün a esa melancolía colectiva, un estado de ánimo sombrío, que aúna la sensación de una pérdida compartida, al tiempo que afirma la vida. Es un sentimiento con connotaciones espirituales que todo el mundo conoce en Estambul, pero resulta imposible de traducir a otras lenguas, como la saudade de Lisboa. El hüzün es paradójico: una comunidad puede sentirse aún más melancólica por no experimentar el hüzün; como cuando uno siente la punzada de una pérdida al conocer a alguien excepcional. Échale un galgo a eso, o un algoritmo. Ponle un emoticono al misterio.

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