HELENA RESANO. PERIODISTA
OPINIÓN

Lunes verde

Imagen de varias porciones de carne.
Imagen de varias porciones de carne.
GTRES
Imagen de varias porciones de carne.

Sepa que si tiene pensado ir a Francia en los próximos meses y le gusta comer un buen filete o un buen pescado, va a tener que programar bien su viaje. Desde esta semana varios restaurantes y hoteles se han sumado a la iniciativa de los lunes verdes. La propuesta la han impulsado 500 personalidades de Francia.

Pero ¿en qué consiste? Pues en algo bastante sencillo pero a la vez también bastante polémico: animan a los franceses a dejar de comer carne y pescado un día a la semana. Y ¿por qué?

Hay infinidad de estudios que recomiendan moderar el consumo de proteínas animales. Cada vez tenemos menos tiempo para disfrutarlo entre los fogones y cuando llegamos a casa, casi en vuelo rasante antes de salir otra vez pitando, lo más socorrido es encender la sartén y hacernos un vuelta y vuelta de lo que tengamos en la nevera.

Nuestros horarios laborales imponen nuevas formas de comer, y en Francia los promotores de los lunes verdes creen que hay que tomar medidas. Ya ven que ni siquiera en la cuna de la alta cocina se libran de los estragos de esta vida que va siempre con prisas. Pero no solo lo piden por fomentar una vida más saludable, o teóricamente más saludable, porque aquí los nutricionistas tienen bastantes peros que poner.

Aseguran que con ese gesto se ayuda también a reducir la emisión de gases efecto invernadero. Según sus datos, la producción ganadera emite casi un 15% del total de los gases que dañan el medio ambiente. Así que sustituir un buen filete de buey, o de cerdo, o de pollo, ayuda también a mantener el planeta más sano.

La iniciativa cuenta con caras muy conocidas: la actriz Juliette Binoche, la diseñadora Lempicka o la triple campeona del mundo en escalada Liv Sansoz. Llevan días haciendo campaña en redes y webs, animando al mayor número de franceses a que se sumen a los lunes verdes. Carteles en el metro, charlas y foros en universidades. Esperan convencer a más de medio millón de ciudadanos.

Defienden que es una buena forma de tomar conciencia de lo que comemos, de cómo comemos y de lo que podemos hacer cada uno por mantener este planeta un poco más verde, un poco más saludable también. Tomar conciencia, dicen, y pasar a la acción.

Denuncian que muchos de los animales que acaban en nuestra mesa han sido criados en pésimas condiciones y que la producción ganadera es la acción humana que más daña al planeta.

Los agricultores se defienden comparando su huella de dióxido de carbono con la que deja, por ejemplo, el transporte aéreo. Y apuestan por ser aliados en esta causa de preservar el planeta animando a la gente a que consuma productos ecológicos, cultivados y criados de forma más sostenible y limpia

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