GUILLERMO FATÁS. CATEDRÁTICO DE HISTORIA
OPINIÓN

"No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo", nunca lo dijo Voltaire

Guillermo Fatás, catedrático de Historia Antigua, periodista y escritor.
Guillermo Fatás, catedrático de Historia Antigua, periodista y escritor.
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Guillermo Fatás, catedrático de Historia Antigua, periodista y escritor.

En la Europa moderna, acaso el primer arquetipo de intelectual, de hombre de pensamiento que interviene activa y eficazmente en la vida pública, sea el francés Voltaire, seudónimo de François-Marie Arouet (1694-1778). Escribió obras transgresoras y de pensamiento libérrimo, que irritaron a tirios y troyanos (a jansenistas, jesuitas, al papa y al rey). Aún sigue siendo objeto de fuertes condenas y es por eso mismo de obligada y provechosa lectura.

Se le atribuye a menudo esta frase magnífica y altisonante, que defiende la libertad de expresión, muy cara para él: “¡Qué abominable injusticia perseguir a un hombre  por  tan ligera bagatela! Desapruebo lo que dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo”. El hombre a quien alude con una empatía más valiosa porque es a despecho de una profunda discrepancia, es Claude-Adrien Helvétius o Helvecio (de apellido real Schweitzer, es decir, ‘suizo’, traducido al latín helvecio), contemporáneo suyo. Helvecio fue perseguido por masón, filósofo deísta –pero no cristiano- y materialista. Lo reivindicaron luego algunas corrientes del pensamiento socialista y marxista. Voltaire no comulgaba con él y lo hallaba superficial.

El apego de Voltaire por la libertad de palabra fue constante y a su defensa aplicó su mucho ingenio y su amplísima cultura, además de un gran ardor expresivo contra “el infame”, como llamaba a todo opresor del libre pensamiento. Es conmovedor, por ejemplo, su recuerdo permanente de la muerte del aragonés Miguel Servet, quemado vivo por obra del protestante Juan Calvino y de su temible teocracia, que se adueñó de Ginebra en el siglo XVI.

Pero el caso es que en ninguna de sus obras (m. 1778) aparece esta frase que tantas veces se le atribuye. Fue escrita –con mucho cierto, según se ve– en 1906. Aparece en la obra ‘The Friends of Voltaire’, de S(tephen) G. Tallentyre, nombre literario de la autora británica Evelyn Beatrice Hall, fallecida en 1919. En ese libro, Voltaire defiende a Helvetius, cuyo tratado ‘De l’Esprit’ había sido condenado en Francia por heterodoxo.

Es posible que, para esa escena, Tallentyre/Hall se basase en un pasaje volteriano, publicado en 1771 en el libro ‘Cuestiones sobre la Enciclopedia’, en el que el filósofo comenta: “Este hombre (Helvecio) valía más que todos sus enemigos juntos, pero no aprobé nunca ni los errores de su libro ni las triviales verdades que vierte con énfasis. Tomé parte decidida por él cuando hombres absurdos lo condenaron por esas mismas verdades”.

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