Con mando sobre 17.000 agentes armados, como se ha recordado oportunamente, la seguridad del Consejo de Ministros del próximo viernes en Barcelona compete al Gobierno catalán. Si Pedro Sánchez acude a la Llotja de Barcelona con un blindaje extraordinario, dará por hecho que acude a un territorio hostil. Ese viaje es un gesto tan amistoso como probablemente inoportuno. Y al Gobierno de Cataluña le toca retratarse y dejar claro si ampara a los incontrolados o defiende, como debe, la legalidad democrática.
OPINIÓN17.12.2018 - 06:32h
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