Iñaki Cano Redactor Sportyou
OPINIÓN

¿Dónde están ahora los que criticaban a Piqué?

Iñaki Cano.
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Piqué, el central español del FC Barcelona que jugó defendiendo los colores de la Selección de Catalunya, mandó callar a una parte de la grada del Montilivi que insultaba a España al ritmo de la canción que popularizó Manolo Escobar "¡Que viva España!", y con la que los seguidores del Catalunya-Venezuela, cambiándole la letra, se avergonzaban del país al que pertenecen.

Gerard Piqué nunca dijo públicamente que fuera o se sintiera independentista. El central, una y otra vez, lo que ha pedido es autorización para que los catalanes votasen. Una votación y un derecho que el Gobierno catalán ha tomado sin que las leyes del país al que pertenecen se lo permitieran. Aquellas decisiones nos tienen a todos metidos en estos lodos con los que seguiremos manchados cuando salgamos. Evidentemente, los que se saltaron las leyes lo estarán más que los que las respetamos.

En ese fango se metió de lleno Gerard Piqué, que nunca pasó de puntillas por el debate. Le gusta el lío y le encanta pisar los charcos como cuando éramos pequeños, sin pensar si había o no detergente para limpiar las manchas, o si salpicábamos al vecino de al lado. Piqué nunca se mordió la lengua, aunque a veces se 'hiciera sangre' con sus propias palabras... ¿reivindicativas?

Pero si cuando Piqué ha metido la pata hasta el corvejón aprovechando que el Pisuerga pasaba por allí, le han – y hemos- dado merecidamente palos de todos los colores, ahora creo yo que es de justicia aplaudirle su gesto en Girona, cuando enfundado en una camiseta con los colores de la Senyera, mandó callar a los maleducados que llevan tiempo confundiendo la velocidad con el tocino, porque así se lo están vendiendo y así se lo están creyendo.

Gerard Piqué es un tipo documentado, culto y educado que a veces pretende ser más importante que los demás con sus palabras, sentencias o gestos. En Girona, con su gesto, debería haberse ganado el aplauso de sus odiadores, que le criticaron vistiendo la camiseta de España, pero no será así porque la confusión en la que estamos habitando nos lleva al rechazo, la mayoría de las veces por los errores de Piqué, y en otras ocasiones por nuestra propia ceguera. Ojalá no sea demasiado tarde y haya más gestos como los de Piqué en las dos direcciones, porque seguramente todo sería más fácil en el camino del entendimiento. ¡Bien Piqué, bien!

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