CARMELO ENCINAS. PERIODISTA
OPINIÓN

El móvil, asesino de la carretera

Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.

El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Dudo que haya un solo conductor en activo que no haya efectuado o al menos respondido alguna llamada en su móvil mientras conducía. Aunque solo sea para decir eso de "ahora no puedo hablar que estoy en el coche", todos le hemos dado alguna vez a la tecla verde en esa circunstancia. Y todos sabemos que comporta un riesgo añadido a la conducción, o por ser mas preciso por encima del 90% de los conductores así lo entiende, según reflejan los sondeos de las organizaciones de automovilistas. Lo peor es que con frecuencia y, con tal de que no nos pillen con el celular en la oreja,  incurrimos en una acción  bastante más peligrosa que la de hablar por el móvil que es el intercambio de  mensajes. Un ejercicio que requiere mayor entrega y atención al celular y en consecuencia desatención al guiado del vehículo que la sujeción del aparato para poder hablar.

La Dirección General de Tráfico, que tiró de los humoristas de Tricicle para su campaña contra el uso del  móvil en la carretera, ha aportado unos datos estremecedores sobre el riesgo que comporta escribir un  mensaje al tiempo que se conduce. Según los cálculos de la DGT, un escueto mensaje que escribamos rodando a 120 kilómetros hora supone el recorrer 660 metros prácticamente a ciegas. El riesgo es obvio y los resultados dramáticos porque, a este tipo de distracciones, se le atribuyen el 30% de los accidentes mortales. Está justificado en consecuencia que se vigile y sancione el uso del móvil y haya campañas de concienciación en esa línea. Puede incluso que no sea suficiente y haya que insistir en el uso de dispositivos electrónicos sin manos y hasta se obligue  a la industria a incorporarlos de serie al igual que se hizo con otros elementos de seguridad.

Pero no de todos los despistes de la conducción tiene la culpa el móvil. Hay otras actividades bastante  frecuentes mientras se maneja un vehículo que pueden distraer tanto o más que hablar por teléfono y que sin embargo no son perseguidas ni tienen tan mala prensa. Uno muy común es comer, ya sea un bocadillo, un sándwich o una pizza que, además de anular una mano para sujetar el alimento, obliga a estar pendiente de sacudir las migas o que te caiga una sustancia  grasienta en los pantalones.

Con los que fuman dentro del coche casi ocurre otro tanto. Cuántos se habrán ido a la cuneta o se habrán tragado al que va delante por culpa de esa candela incontrolada que les cayó encima.

He visto también a más de un somnoliento conductor pasarse la maquinilla de afeitar por la cara camino del trabajo y a muchas mujeres pintándose el ojo, frente al espejo de cortesía del parasol, con una mano en el pincel y la otra en el volante. El móvil no es el único culpable de los despistes mortales aunque sí el que, por su uso generalizado, se ha ganado el título de asesino de la carretera.

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