CARMELO ENCINAS. Periodista
OPINIÓN

La grasa maldita

Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.

Veinticinco siglos cumplirá el principio hipocrático que afirma que "somos lo que comemos", y aún sigue vigente. Nuestra salud y calidad de vida depende, en gran medida, de lo que ingerimos, y lo inteligente sería cuidarlo, lo que no siempre es fácil.

En realidad, no sabemos lo que comemos. Las normas sanitarias han avanzado mucho en materia de higiene y poco en salud. Solo así se explica la laxitud con que siguen tratando el uso de aceites hidrogenados tan presentes en los alimentos procesados, especialmente en la bollería industrial, los congelados, palomitas, patatas fritas y helados. Conocidos como 'grasas trans', se obtienen al someter aceites vegetales, como el de palma o coco, a un proceso de hidrogenación que los transforma del estado líquido al sólido.

Para la industria alimentaria es un chollo, no solo obtienen mejor textura del producto, lo que resulta más agradable al paladar, sino también mayor plazo de conservación. El problema es que para la salud es un desastre, pega la grasa a las arterias, dispara el colesterol malo y, en consecuencia, el riesgo de dolencias cardiovasculares. Es un veneno lento, pero implacable, una grasa maldita.

Los cardiólogos llevan décadas advirtiéndolo y si por ellos fuera las prohibirían, pero la industria es más fuerte y las mantiene incólumes. Estados Unidos, que en otros aspectos alimentarios no es precisamente un ejemplo, ya les ha declarado la guerra y en un par de años tendrán que desaparecer. En Europa, en cambio, resisten. Solo en Dinamarca, Suiza y Austria las mantienen a raya, sobre todo en lo que se refiere al etiquetado. En España ni eso. Aunque algo avanzó la normativa, que entró en vigor el año pasado, sigue sin ser obligatorio el advertir la presencia de grasa 'trans' en las etiquetas. Han logrado prolongar su ocultación hasta conocer el informe que ha de elaborar la Comisión Europea.

Por si fuera poco, en la mayoría de los productos la lectura de los ingredientes y valores sigue presentando tan deliberada dificultad para la vista que el consumidor termina renunciando a enterarse de lo que pone. En honor a la verdad, la cultura alimentaria no goza de un nivel alto en nuestro país y la administración tampoco le pone demasiado interés para que mejore, al menos en lo que se refiere a este peligroso componente.

Todos los trabajos serios de investigación certifican los efectos devastadores de los aceites hidrogenados. La opinión de los cardiólogos a nivel planetario es prácticamente unánime, a pesar de lo cual la industria no solo quiere seguir utilizando grasas 'trans', sino que se niega a que las conozcamos. Nos niegan el derecho a saber lo que comemos.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento