CARMELO ENCINAS. PERIODISTA
OPINIÓN

Seguridad 'low cost' en casa

Cambié la cerradura de mi casa. Lo hice en las vísperas de uno de esos puentes en que los responsables de seguridad nos previenen de los asaltantes de pisos. En el mío, en realidad, no hay mucho que robar. Creo que si pusieran a la venta en el mercado negro todos mis enseres lo obtenido no justificaría siquiera la molestia de forzar mi puerta. Es verdad que los ladrones no tienen por qué saberlo y puedan, quizá, imaginar un botín de mayor envergadura aunque, en general, no suelen dar los palos a ciegas y saben dónde pillar. Por eso, una puerta blindada corriente parecía protección bastante para evitar que alguien pusiera la casa patas arriba buscando lo que no hay.

Cambié de opinión por Juan Carlos Delgado, más conocido como 'el Pera', ese personaje de leyenda cuya precocidad delincuencial inspiró la película Volando voy. Delgado, que colabora desde hace años con las fuerzas de seguridad, solo con ver la llave de esa puerta mía que suponía inviolable me aseguró que un revienta pisos de medio pelo era capaz de abrirla en treinta segundos. Es decir, que podían entrar cuando les diera la gana.

La palabra clave es bumping. Meten una llave realizada con la posición más baja en una máquina de las de copiado, le pegan un martillazo y adiós puerta. El consejo del Pera fue que pusiera uno de esos nuevos bombillos antibumping. A las dos horas, un cerrajero ya me lo había instalado por 150 euros. Me pareció una buena inversión. La seguridad siempre tiene un coste y, si no, que se lo digan a quienes montaron uno de esos sistemas de alarmas conectadas a una central. El precio de la instalación no es muy oneroso; donde realmente está el gasto es en la cuota mensual.

Esto es precisamente lo que tratan de ahorrarse los nuevos sistemas electrónicos personalizados gestionados desde el móvil que han irrumpido en el mercado. Se trata de cámaras de seguridad inteligentes capaces de mostrar al instante lo que ocurre en nuestro domicilio. Conectadas al router de la vivienda, son fijadas en los puntos con mejor ángulo de visión y alertan de cualquier movimiento anómalo que se produzca en el interior, lo transmiten y lo graban. El visionado puede hacerse desde un celular, ordenador o tablet introduciendo la clave correspondiente.

El mercado ofrece una muy amplia variedad de posibilidades, algunas realmente sofisticadas. Dotadas de dispositivos de visión nocturna las hay incluso programadas para memorizar las caras que se mueven habitualmente por la casa con el objeto de avisar ante la presencia de un rostro no identificado. El coste es bastante razonable, viene a oscilar entre los 200 y los 500 euros, y permiten tener la casa bajo control incluso a miles de kilómetros de distancia.

El nivel de protección ha de ser siempre proporcional al del bien que ampara y no debe caerse nunca en la obsesión. Hoy, un razonable nivel de seguridad es posible a precios low cost. Cambiar el bombín e instalar una cámara conectada al móvil es bastante asumible.

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