CARLOS BALADO. DIRECTOR EUROCOFIN
OPINIÓN

El dinero a la espera y los políticos, nerviosos

Carlos Balado, director general de Eurocofin
Carlos Balado, director general de Eurocofin
JORGE PARÍS
Carlos Balado, director general de Eurocofin

Cuando se anticipan acontecimientos temidos, se termina por colaborar de una manera indirecta en que estos acontecimientos lleguen a cumplirse. Robert K. Merton, sociólogo y padre del Nobel de Economía, Robert C. Merton, fue quien formuló y demostró este teorema llamado la profecía autocumplida.

Dado que el final de año fue muy duro para inversores y ahorradores, todos los activos registraron tasas negativas, y las perspectivas de evolución de la economía son desfavorables, se ha extendido un estado de ánimo lleno de dudas y temores que empieza a ofrecer más signos de la denominada profecía autocumplida que de cautela bien entendida.

Es un hecho cierto que en lo que llevamos de año se ha producido un rápido descenso en el modelo de crecimiento de comercio del comercio global y que han aumentado los riesgos de que se produzca, antes de lo esperado, un descenso de las economías y de los mercados.

Las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos, así como el Brexit, continúan siendo dos relevantes fuentes de riego. Esto ha tenido lugar al mismo tiempo que la probabilidad de recesión en los Estados Unidos para los próximos doce meses se sitúe, según algunos bancos de inversión, la OCDE y el Bundesbank, en torno al 40 por ciento, lo que sugiere que el descenso de la actividad es una clave que amenaza el sentimiento del mercado para todo el 2019.

Sin embargo, la economía estadounidense parece evolucionar acorde a su potencial, y sus indicadores principales se muestran bastante sólidos. Al mismo tiempo, la Unión Europea se ve afectada por condiciones adversas desde finales de año y el descenso del crecimiento económico ha sido particularmente significativo, si bien en el sector servicios se aprecian signos de estabilización.

El primero que se muestra prudente en su forma de actuar es el Banco Central Europeo, que no quiere modificar el nivel de sus tipos de interés. Como tampoco hay una dirección clara, el riesgo político se ha convertido en uno de los asuntos más inquietante. En España, por ejemplo, donde la máxima preocupación de los ciudadanos sigue siendo el paro, la política ocupa la segunda posición y a veces asociada al fraude y a la corrupción.

Los ciudadanos españoles creen que dentro de un año la situación será la misma, pero partiendo de la base de que casi el 60 por ciento piensa hoy que es mala o muy mala. Esta opinión sobre la situación política es más negativa que la muestran de la economía, sobre la que el 50 por ciento piensa también que es mala o muy mala, aunque el 40 por ciento cree que dentro de un año la situación económica será igual que ahora, es decir, mala o muy mala.

Ahora bien, si dentro de este fatalismo alguien piensa que de aquí a un año se puede producir un crack, se equivoca. Shiller, de nombre también Robert, premio Nobel de Economía es el autor del estudio que calcula la ratio PER (capitalización bursátil dividido por su beneficio neto) a partir de un beneficio normalizado que se obtiene de una media de diez años descontada la inflación, y que se utiliza como indicador para comparar si la Bolsa, o una acción que cotiza en ella, es cara o barata.

El cálculo de Shiller generalmente se ha movido alrededor de un valor de 15 a largo plazo, es decir, el precio de mercado de una acción suele ser unas quince veces mayor que el beneficio anual de la empresa en cuestión.

En su trabajo estableció que una ratio PER superior a 30, arroja una probabilidad histórica del 19 por ciento de que se produzca un crack en el lapso de un año. Una ratio entre el 10 y el 15 por ciento no da probabilidad alguna de crisis de los mercados, pero es a partir de una ratio PER de 20 cuando las probabilidades de crack se sitúan en el 8 por ciento. Suben al 12 por ciento cuando la ratio PER está entre el 25 y el 30 por ciento.

A principios de marzo la PER del Ibex35 era del, 13,45, lo que significa que un inversor que compre en la bolsa española a esa PER recuperará lo invertido por la vía del beneficio algo más de trece veces.

La ratio PER del Ftse Mib (Italia) es de 11,99. El Cac40 de Francia) registra 17,84 y el Dax (Alemania) un 14,47. Shanghai (China) un 14,47, mientras que Moex (Rusia) se sitúa en 5,79 y la PER del Nikkei 225 (Japón) está en 16,03. En Estados Unidos el Dow Jones alcanza una ratio PER de 16,44, mientras el S&P 500 un 18,38 y el Nasdaq, el más alto, registra una ratio de 31,62.

Acciones a una ratio PER 10, han producido históricamente un rendimiento real del 9 por ciento diez años más tarde. Si la ratio es muy alta, 30 en adelante, el rendimiento se puede volver negativo diez años después.

Si tenemos en cuenta estos datos, muy abruptas tendrían que ser las subidas, y muy fuerte tendrían que hablar algunos profetas, para elevar esos indicadores a niveles alarmantes. De todos modos, y aquí es donde reside la clave que cambia las cosas, «si el hombre define situaciones como reales, estas son reales en sus consecuencias», como demostró el sociólogo William Thomas.

Por eso es preocupante esa carencia de líderes que definan con claridad en qué situación real nos vamos a mover, cómo se rebajará el riesgo político y se creará empleo. El mercado está a la expectativa.

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