ANDRÉS ABERASTURI. PERIODISTA
OPINIÓN

Trump y su mar de amor

Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.

Cuando entonces se repetía una especie de refrán que parecía dogma de fe: "Lo prometido es deuda". Hoy esta afirmación debe estar ya casi moribunda y muy especialmente en nuestro país, donde las promesas –las grandes promesas públicas– se incumplen sistemáticamente elección tras elección, gobierno tras gobierno. Nadie cree ya en los programas porque todos sabemos que no son más que una mera declaración de intenciones. Por eso Donald Trump es portada diariamente; no por eso, sino justo por lo contrario: porque cada día amanece firmando un nuevo decreto que convierte en realidad su abominable programa, ese que los bien pensantes creíamos que, si por una remotísima casualidad llevaran a aquel estrafalario candidato a la Casa Blanca, encontraría freno, contención, coherencia. Pues se ve que no.

El gran problema es que Trump está cumpliendo al pie de la letra sus promesas. El mundo al revés: lo que nos asusta ahora es que alguien haga lo que ha dicho que iba a hacer. Naturalmente nada de esto sería noticia si lo prometido fuera algo moderadamente normal o al menos no tan brutal como lo que está haciendo –y aún le queda por hacer– el tipo teóricamente más poderoso de la tierra. Y es que además lo hace rodeado de palmeros y cambiando de pluma estilográfica en cada nuevo decreto, plumas que –digo yo– se cotizarán ya a muy alto precio entre los coleccionistas.

Lo que no se acaba de entender es cómo se siguen escribiendo sesudos artículos sobre si el propio nuevo presidente de EE UU está a la derecha de la izquierda o a la izquierda de la derecha. Trump está instalado en el ‘trumpismo’, en el peor de los populismos y, para dejarnos de bromas, no es lo mismo Trump que, por ejemplo, el respetable alcalde Kichi.

Lo que ha hecho hasta ahora este señor ha sido todo malo para el mundo, pero la banca norteamericana le bendice. Ellos sabrán: el muro con México, la persecución de los simpapeles, el desprecio por la prensa, la defensa de la tortura, el recorte en la ya de por sí recortada sanidad pública, la luz verde a los oleoductos, las amenazas a Europa, las amistades peligrosas… ¿Qué está haciendo este hombre? Pues justo lo que prometió en su campaña y votaron los ciudadanos. A Trump le importa más el dólar que la libertad, la imagen que el razonamiento, y está convencido –lo ha dicho– de que a su toma de posesión fueron miles de personas de todo el mundo, "un mar de amor" según sus propias palabras.

¿Cuál es mi miedo? Sencillo: si Trump, ese que convoca a un mar de amor, hubiera sido presidente de los EE UU en la Segunda Guerra Mundial, dudo mucho no solo si hubiera intervenido o mirado hacia otro lado, sino con qué bando se hubiera aliado.

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