ANDRÉS ABERASTURI. PERIODISTA
OPINIÓN

Diputados floreros

Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.

No sé si ya habrá cifras o aún hay que darles un margen de confianza, pero por las experiencias de legislaturas pasadas –en todas desde la democracia– hay un siempre un grupo escogido de señorías que al finalizar el curso se distinguen por no haber hecho absolutamente nada salvo cobrar. Y cuando digo nada, es nada: cero preguntas orales, cero preguntas escritas, ninguna solicitud de informes, ninguna de comparecencias y ninguna intervención parlamentaria. Es posible que sea timidez o humildad, pero no parece muy lógico que a estos señores se les pague religiosamente cada fin de mes al menos 3.600 euros.

No sé si es mucho o poco, pero lo que no parece de recibo es que los silentes, los que no dan un palo al agua en los cuatro años que teóricamente dura una legislatura, tengan la desfachatez de poner también la mano para llevarse un dinero que, evidentemente, no se han ganado. Y que no me vengan los partidos cubriéndose unos a otros asegurando que se trabaja mucho en los despachos y que no todo es exposición pública. Que no me vengan, cuando vemos las fotografías de esos plenos con alguien en la tribuna y cuatro señorías mal contadas en un hemiciclo vacío, con que el resto está trabajando. Pues que dejen lo que están haciendo y bajen al pleno aunque sea por educación con el orador y por respeto a la ciudadanía. El mismo respeto que deberían tener las decenas de diputados que en los grandes debates huyen como almas que lleva el diablo en cuanto toman la palabra los portavoces de los grupos minoritarios. Es una vergüenza. Seguramente esto no va a pasar tanto en la presente legislatura porque los plenos se han convertido en un espectáculo televisivo porque siempre hay performance de alguien, pero volviendo al origen, ya está bien de diputados mudos que durante cuatro años solo aprietan el botón que les manda el jefe de grupo. No es digno.

Y si esto ocurre en la Cámara más activa, mejor ni reflexionar sobre lo que pasa en el Senado. Llevamos ni se sabe cuántos años ya pagando entre todos una institución que todos reconocemos como absolutamente inútil –salvo los senadores, claro, y los partidos que lo mantienen para refugio para sus compromisos– y que cada legislatura todos se comprometen a darle alguna utilidad. Durante la Segunda República quedó suprimido por decisión adoptada en la sesión de 27 de octubre de 1931. ¿No se podría tomar ejemplo? Parece que no.

Vamos a intentar ser serios; tal vez esta sea una buena oportunidad para cambiar cosas. Los floreros sobran en todos sitios: en las fundaciones y en el Congreso. España no se puede permitir el lujo de diputados floreros ni de plenos con hemiciclos vacíos ni de senados inútiles. Las empresas pagan por productividad; ¿no puede el pueblo exigir lo mismo a sus representantes?

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