Estimado Rodrigo, con o sin el ‘De’, como prefieras:
Empiezo a pensar seriamente que te va la marcha, porque si no es así, yo ya no entiendo nada. Nos conocimos cuando el milagro económico de los panes y los peces, ¿recuerdas? Dicen que fuiste el artífice. El santo advenimiento financiero. No sé si el 'vicetodo' pero sí el 'vicemucho', e incluso con ínfulas de sucesor de Aznar. Pero todo aquello cambió, José María optó por Mariano –el resto de la historia ya la conoces– y te invitó a echar currículos allá donde tu leyenda podría abrirte puertas.
En aquella época descubrí que eras como Prince y que tenías un nombre artístico: De Rato y Figaredo, el ministro antes conocido simplemente por Rato. Pero tú nunca fuiste simple. Te fuiste a Washington y estuviste por allí tres años. Un español como director gerente del Fondo Monetario Internacional. Eso era caché. Lo que presumiríamos ahora de tenerte a dos manzanas del 1600 de Pennsilvania Avenue mirando por la ventana a Donald Trump. Pero no solo en México se piensa mucho en Madrid. Debe de ser que la morriña llega hasta la orilla norte del Potomac y decidiste dejar aquello y, al final, ponerte al frente de Bankia, la caja antes conocida como Caja Madrid. Y ahí empezó todo. O se acabó, según se mire. Empezamos a conocer el origen dudoso de tu fortuna, que se investiga en el caso Rato (tendría que ser el caso De Rato en puridad: yo que tú, me quejaba), empezamos a conocer que la salida a bolsa de Bankia fue más dudosa aún por mucha campana que tocaras en el primer día de cotización y que se juzga en el caso Bankia. Y luego el presunto uso y el presunto abuso de las tarjetas black, que lo mismo valían para irse de copas, que para pagar picardías.
Esa ha sido tu última gira: el Black Ambition Tour, la que te ha hecho recientemente volver a sentarte en un banquillo, algo que empieza a ser relativamente familiar para ti, porque estás imputado en tres casos. La guinda es que ahora la Oficina Antifraude también te ha echado el ojo y dice que defraudaste 6,8 millones de euros entre 2004 y 2015. La verdad es que hay que estar licenciado en Ratología avanzada para seguirlo todo al detalle, y obviamente será la justicia la que tenga la última palabra y no un humilde articulista ocasional de 20minutos. Pero sin ser muy listo –yo no tengo el ‘De’–, todo empieza a pintar bastante mal. Cuídate y te vemos próximamente en los mejores banquillos.
Atentamente, Alfredo 'de' Menéndez
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