Queridos Marcos Mundostock, Carlos Núñez Cortés, Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Tato Turano y Martín O’Connor, formación actual de Les Luthiers:

Vais a recibir este viernes el premio Princesa de Asturias por una trayectoria de 50 años que se cumplen precisamente ahora. Ese galardón canaliza el agradecimiento de millones de hispanohablantes a los que habéis hecho felices al menos durante las dos horas que duran vuestros espectáculos. Nunca el humor reunió tantos ingredientes como los que vosotros manejáis sobre un escenario: la palabra, la música, el mimo, la danza… Todas las artes escénicas se reúnen bajo el nombre de Les Luthiers.

Cuántas veces se ha dicho de vosotros, con toda justicia, que practicáis el humor inteligente. Vuestro ingenio da doble valor a la palabra más manida, satiriza las músicas baratas de cualquier género, crea instrumentos disparatados que sin embargo desafiarían a cualquier Stradivarius (y perderían, claro; pero con salero). Vuestro humor no hiere, sino que ridiculiza sin señalar. Y ejerce sobre todo una acción preventiva: cuando observamos determinados comportamientos en la vida social, en la política o en el arte, los asociamos de pronto con alguna escena de Les Luthiers y nos damos cuenta de su impostura.

Pero este premio no solo respalda una trayectoria impecable. También reconoce la capacidad de sobreponerse a las adversidades. Murió Gerardo Masana, el arquitecto profesional que construyó este edificio vuestro y que era capaz de construir cualquier cosa..., inclusive cualquier instrumento. Aquel joven de 36 años falleció en 1973, en una etapa en la que el éxito del grupo empezaba a ser internacional. Mucho tiempo más tarde, otro golpe brutal os sacudió, cuando en 2015 nos dejó a todos Daniel Rabinovich, a los 71 años. Daniel, el entrañable Neneco para los amigos, el más disparatado monologuista de la historia, cantante, percusionista y dominador del estrafalario bass pipe a vara.

La naturaleza es renovación, pese a que eso no nos guste demasiado, y vosotros habéis cumplido con ella. Hacía tiempo que salió del grupo Ernesto Acher (en 1986), y luego llegaron, más recientemente, Tato Turano y Martín O’Connor. Y todos vuestros seguidores hemos visto que la inteligencia en los guiones y en la escena se basaba en una inteligencia aún más difícil en la vida y en la gestión de las dificultades.

Por eso mi gratitud es completa. A los artistas y a las personas.

Con mi rendida admiración, Álex Grijelmo.