OPINIÓN

El pangolín, tristemente famoso

  • Este sábado se celebra el día mundial de este animal que pasó de ser un desconocido a estar vinculado con la pandemia.
Imagen de un pangolín en un árbol.
Imagen de un pangolín en un árbol.
Nathanael Maury
Imagen de un pangolín en un árbol.

Hoy es el día mundial del pangolín. Hace pocos años tendría que explicar lo que es un pangolín, sin embargo, hoy todo el mundo conoce a este curioso animal; pasó de ser completamente desconocido en el mundo occidental, a ocupar los titulares de las noticias de todo el planeta por su vinculación al coronavirus.

En 2011 participé en un concurso para el diseño de una nueva instalación en un importante zoológico español. Entonces estaba trabajando en una consultora de diseño de zoos y museos. Decidimos presentar un proyecto centrado en especies asiáticas en peligro de extinción. Hace una década el sudeste asiático ya era un punto crítico por la pérdida de hábitat y una región que demandaba desesperadamente atención internacional para su conservación. Nuestro proyecto incluía varios insectos, anfibios, la cobra real como el principal reclamo y, por último, una instalación para pangolines donde poder estudiarlos. Algunos de los asistentes a la presentación tenían una vaga idea de lo que era un pangolín, y otros me miraron desconcertados. Lo cierto es que por aquel entonces el pangolín era desconocido incluso para los expertos. También para mí este animal era un enigma, nada se sabía sobre su reproducción y hábitos, y varios estudios pronosticaban su desaparición. Hacían falta planes de rescate.

El proyecto no salió adelante en España, pero otras instituciones sí centraron sus esfuerzos en esta especie. En concreto se iniciaron programas de rescate y rehabilitación de pangolines en Singapur y Taiwan, donde además los animales que no se pudieran reintroducir se aprovecharían para hacer estudios de comportamiento o sobre sus necesidades en condiciones controladas. Singapur de hecho es considerado un refugio seguro para los pangolines en el Sudeste Asiático. Al ser un país avanzado y con leyes muy estrictas en torno al tráfico ilegal de especies, esta pequeña isla estado alberga una de las mayores densidades de población de pangolines del mundo en sus áreas protegidas, un enclave ideal para estudiar el comportamiento de estos extraños animales.

Los investigadores llevan años haciendo un seguimiento exhaustivo de los animales rescatados para tratar de resolver algunos de los secretos que rodean a esta esquiva especie. En 2016 tuve la oportunidad de acompañar a la investigadora doctora Helen Nash de la Universidad Nacional de Singapur durante los monitoreos en las selvas de Singapur.

La doctora Helen Nash durante la liberación de un pangolín rescatado en Singapur.
La doctora Helen Nash durante la liberación de un pangolín rescatado en Singapur.
Wildlife Reserves Singapore

El trabajo consistía en localizar a los animales mediante el uso de una antena y un receptor para posteriormente hacer un seguimiento. Un pequeño transmisor se atornillaba a sus escamas antes de ser liberados.

Transmisor atornillado en las escamas de un pangolín rescatado.
Transmisor atornillado en las escamas de un pangolín rescatado.
Wildlife Reserves Singapore

Al sonar el pitido que emitía el aparato, debíamos mantenernos a una cierta distancia para evitar interferir en su comportamiento natural, que consiste básicamente en dormir de sol a sol y moverse durante una o dos horas por la noche para comer. En realidad, nunca llegábamos a ver complemente a los animales, sólo intuíamos su silueta en la noche y recogíamos las heces que dejaban y fotografiábamos sus rastros.

Pangolín fotografiado durante un seguimiento nocturno.
Pangolín fotografiado durante un seguimiento nocturno.
Allies for Wildlife

Eran largas noches donde el calor y la humedad se mezclaban con las frecuentes lluvias torrenciales, con lo que durante todo el camino ibas calado, acompañado del pitido débil pero constante que indicaba la ubicación del animal, y pendiente de la luz de la linterna en el suelo para asegurarme de no pisar una serpiente venenosa, una experiencia inolvidable. Estos estudios permitieron a Helen hacer importantes descubrimientos como los componentes principales de la dieta del pangolín, su preferencia de hábitat y el espacio que necesita para desarrollarse. Los datos obtenidos se aplicaban paralelamente a los animales rescatados para asegurar su bienestar en el centro de rehabilitación. Tras más de nueve años estudiando pangolines en su medio Helen y sus colegas han publicado el manual más completo que existe dedicado exclusivamente a los pangolines, con toda la información necesaria para emprender proyectos destinados a conservar esta especie.

El pangolín en los titulares

En 2016, el pangolín saltaba a los titulares como el animal más traficado del mundo. Un desafortunado liderazgo que exponía su vulnerabilidad. Poco después nuevos titulares en las noticias hablaban de toneladas de pangolines muertos y escamas incautadas en Asia que mostraban un futuro todavía más gris para este pequeño mamífero. Pero el foco mediático recayó de forma definitiva el año pasado, al ser asociado con el origen de la pandemia, una hipótesis aún sin confirmar. Tras muchos años ignorado, el pangolín se hacía famoso no por su lengua, que supera la longitud de su cuerpo, o la extraordinaria armadura que lo recubre, si no por ser un posible huésped del coronavirus. También después de décadas de tráfico ilegal de esta especie, la presión internacional que sufrió China por el brote de coronavirus obligó a sus autoridades a eliminar las escamas de pangolín de la lista de medicina tradicional así como la venta de carne procedente de animales salvajes, medidas que esperemos frenen el deterioro de sus poblaciones.

Hoy Helen nos pide que celebremos el día mundial del pangolín, una excusa perfecta para que siga protagonizando titulares "si seguimos hablando de pangolines, más gente tomará decisiones para protegerlos".

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