En eso que ahora llaman el tablero político –que uno lo dice y parece entendido del asunto–, se recomienda ser peón: muévete lo justo y deja que el resto de piezas se devoren. En ello está la formación de Santiago Abascal, que lo pasa pipa oteando a su alrededor: por la izquierda, los socios de Gobierno afilan y clavan cuchillos sin recato; mientras, por la derecha, naranjas y azules están dejando el caladero listo para que los verdes pesquen en un río revuelto... de votantes cabreados. Y parece que se van a hinchar. Haberlos, hay muchos.
OPINIÓN12.03.2021 - 06:11h
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