OPINIÓN

Abascal presidente (una ficción)

Santiago Abascal y Macarena Olona en el Congreso de los Diputados.
Santiago Abascal y Macarena Olona en el Congreso de los Diputados.
Ricardo Rubio/Europa Press
Santiago Abascal y Macarena Olona en el Congreso de los Diputados.

Moncloa. Interior. Día de un futuro imaginado. Abascal jura la presidencia ante el rey con la Constitución en una mano y la Biblia y el crucifijo en otra. Rocío Monasterio tiene los planos de la Moncloa para hacer la reforma y convertir el jardín en coto de caza. El presidente ha montado su consejo de ministros y ministras; en Vox no son ni machistas ni feministas, ni catalanes.

Programa electoral en mano, se reúnen para arrancar la gestión de la maquinaria pública, a pesar de que vienen de empresas privadas ilustres como sus apellidos. En el partido los había más corrientes, pero tras la victoria hay sueldos vitalicios y, como dicen en El Padrino, la familia es la familia.

Primer punto: revertir el Estado de las autonomías. Mientras diseñan el nuevo mapa uno hace el chiste de que están rompiendo España, rollo anticonstitucional como los catalanes. Lo del independentismo lo han solucionado con cárcel para sus líderes y mordaza en la calle; el antiespañolismo no existe. El del chiste hace otro diciendo que a ellos no les ha ido mal con la estrategia de los partidos que hicieron como que no existía la ultraderecha.

Tras la rueda de prensa del chistoso para anunciar su dimisión, se retoma la reunión y van a por el paro. ¡Fuera temporeros que roban un trabajo que nadie de aquí quiere hacer por la miseria que pagan! España para los españoles. La vacía, también. Los bajos índices de natalidad se solucionan prohibiendo abortos y con una vuelta a la familia normativa. La Declaración Universal de los Derechos Humanos ya se sabe que tenía doble lectura, no como el Padre Nuestro.

Pausa para comer producto nacional –ese sin problemas de producción porque el cambio climático es un bulo– y a por la seguridad. Ortega Smith se ofrece para impartir clase de tiro en un país que es el 3.º más seguro de Europa. Ahora que los inmigrantes están de nuevo en sus países desfavorecidos, habrán desaparecido las violaciones, pero los españoles de bien tienen derecho a llevar armas. También a hacer apología del franquismo y a la libertad de expresión, como la tienen todos los que piensan igual que ellos.

Último punto del día: a por los poderosos del Ibex, esos que luego ofrecen puertas giratorias. Acuerdan que ese tema mejor otro día, que ya llevan muchas horas currando. Ahora lo que toca es cena, copa y puro.

Corte a: cuatro años después, el guion de ese nuevo partido resultó ser tan viejo como parecía. Hicieron poco de lo que prometían, aunque fue suficiente como para que la sociedad sufriera algo ya olvidado: la merma de libertad. Sus votantes acabaron comprendiendo que la respuesta a los problemas de una sociedad no es sacar gente, sino unirla. Y también que dar pasos atrás cuesta mucho menos que volver a darlos hacia delante.

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