Felipe González dice que todas las constituciones necesitan reformas con el tiempo y se inclina por enmiendas concretas

El ex presidente del Gobierno Felipe González ha señalado que "todas las constituciones con el paso del tiempo necesitan algún tipo de reforma", mostrando su inclinación a la técnica estadounidense, basada en "la enmienda concreta que enfrenta el problema concreto y que facilita el consenso entre las partes".

El ex presidente del Gobierno Felipe González ha señalado que "todas las constituciones con el paso del tiempo necesitan algún tipo de reforma", mostrando su inclinación a la técnica estadounidense, basada en "la enmienda concreta que enfrenta el problema concreto y que facilita el consenso entre las partes".

En el marco del primero de los 'Diálogos sobre la libertad y el constitucionalismo en España', celebrado en Cádiz, se ha planteado el debate sobre la reforma de la Constitución de 1978, ante lo que González ha cuestionado si "realmente hace falta reformar la Constitución porque hay determinados problemas que se están encallando en su salida, a veces encanallando en su solución", o si "lo que empieza a no servir es la deriva política en la que nos hemos estado metiendo".

Se ha referido a la reciente proposición de que se reabriera el debate constitucional, reflexionando que si "ni si quiera estamos en condiciones de identificar un problema concreto, lo último que se me ocurriría pensar es que pudiéramos iniciar un proceso de reforma constitucional que no cerraríamos nunca".

El ex presidente, que se ha mostrado convencido de que "la Constitución da mucho de sí" aún, ha considerado la posibilidad de hacer "reformas parciales con problemas identificados", lo que tendría que afrontarse "cambiando las actitudes".

Mal uso de la constitución

Para Felipe González, uno de los "graves" y "serios" problemas que hay en España es que "estamos utilizando incluso la Constitución, vale decir el Tribunal Constitucional (TC), para intentar arreglar en esa vía derrotas políticas que no aceptamos", añadiendo que eso se hace también con los tribunales de justicia, donde "vamos a resolver lo que perdemos en la voluntad popular expresada en votos y en mayorías".

Se ha referido también al "camino amargo" que, según dice, se está viviendo en algunos sectores en torno a la valoración negativa de la Constitución y del proceso de Transición, considerando que se deriva de la expresión "renuncia", que defiende que "no tiene ningún fundamento en la realidad".

"Nada le da consistencia a ese argumento, lo diga quien lo diga", abunda González, que ha subrayado que a lo que sí se renunció fue a "prácticamente todo lo que nos estorbaba durante 150 años para convivir en paz y en libertad".

El caso del senado

Para explicar en qué consiste el "problema cada vez que alguien empieza a discutir la necesidad de reformar una parte concreta de la Constitución" ha puesto como ejemplo el caso del Senado, señalando que es "una obviedad" el hecho de que el Senado "no representa a los territorios".

Ha apuntado que el origen de que haya dos cámaras —Congreso y Senado— cuando las funciones "no están diferenciadas" es para "sumar el mismo número de representantes de origen, el mismo número de representantes que tenían las Cortes franquistas", en su opinión, porque "incluso los que hicieron aquella reforma pensaban que iban a preservar su sitio".

Considera que "todo el mundo puede entender" que se tenga un Senado "para que sea la Cámara de representación territorial, y no para que sea la segunda Cámara". Cree que, sin embargo, a eso "no se le mete mano" y no se reforma porque "el ambiente que se respira y que se explicita es que ya que vamos a tocar eso, vamos a tocar todo" y, por tanto, que "vamos a abrir todo el melón", con lo que "nos enzarzamos en un debate que no hemos sabido resolver nunca bien".

Las dos constituciones españolas

Durante su intervención en este ciclo, que organiza la Asociación de la Prensa de Cádiz y el Consorcio para la Conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812, González ha argumentado que ha habido "muchos" textos constitucionales, pero que por su "importancia y trascendencia histórica, sólo hemos tenido dos: la del Doce y la del 78", aunque por razones diferentes.

De la Constitución de 1812 ha señalado que uno de sus característicos históricos fue "lo poco que duró", aunque "ha pasado todas las barreras de la historia, conservándose en el imaginario colectivo como la única Constitución relevante que marcó un antes y un después en España", siendo la primera vez que se reclamaba la soberanía para el pueblo y puede comenzar a hablarse del concepto de ciudadanía, ha apuntado el ex presidente del Gobierno.

De la Constitución de 1978 ha destacado que en principio nadie la ha considerado como "la victoria de nadie sobre nadie, sino como el pacto por la convivencia" que, además, "nos lleva dando 33 años de convivencia en paz y de libertad, lo cual en términos históricos para España no supone poca cosa".

Uno de los aspectos que ha destacado González en su intervención es la necesidad de que las constituciones "tienen que responder a una cierta ergonomía, que son las necesidades de los países, así como sus pautas culturales y de comportamiento".

Así, se ha referido a la situación de los países del norte de África y a la posibilidad de que tratase de trasladarse "en sentido puro y duro" un texto constitucional como el español para su aplicación allí.

Apunta que habría que pensar, entonces, que esos países "tienen que tener reglas de juego que tengan una fundamentación democrática que garantice libertades y que, a la vez, se ajuste ergonómicamente a su propia realidad, a sus propias pautas culturales y sus aspiraciones", porque en caso contrario "no va a servir". En este sentido, ha simplificado que sería como si alguien "descubre el zapato perfecto y se lo pone a un pie al que no le cabe", con lo que "en lugar de calzar a la persona" lo que se consigue es "martirizarlo".

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