20 Minutos hace un análisis grafológico a David Beckham

Bondadoso, leal, tímido, poco problemático y muy obediente con los entrenadores. Así era David Beckham a los 16 años. Aún no había conocido a Victoria Beckham.
Beckham y sus cartas
Beckham y sus cartas
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Beckham y sus cartas

Lo primero que salta a la vista al contemplar la carta escrita por David Beckham en su adolescencia es que aún tenía mucha vida por delante.

Se trataba de un chico joven que aún no había desarrollado toda su personalidad, que se encontraba entre la niñez y la madurez propia de esos años. Es de suponer que, a partir de ese momento, comenzaría a desarrollar su personalidad acorde con las vivencias, triunfos y fracasos. Carta de Beckham que sale a subasta (Bonhams).

Si comparáramos su escritura actual, veríamos a otra persona diferente aunque los rasgos básicos seguirían siendo esencialmente iguales.

A esa edad, David Beckham se debatía entre una gran timidez y un acercamiento a los demás que todavía le costaba. Por supuesto, en esta escritura no hay nada de ese saber estar ante los focos que hoy en día puede llegar a transmitir. Amigo de sus amigos, aunque le costaba abrirse a los demás, una vez que hacía una amistad, siempre le era leal.

David era una persona reservada y, en ciertas áreas, podía considerarse inferior a sus propios compañeros. La escritura denota un buen nivel de sinceridad y de bondad, capaz de dar todo de sí mismo para satisfacer las necesidades de los demás. Transmitía una imagen muy fidedigna de si mismo, sin intentar aparentar otra cosa ni.

Aunque ya denotaba cierto carácter y unas buenas dosis de energía para conseguir lo que quería, todavía se puede decir que, por aquella época en que comenzaba, le faltaban las motivaciones y la constancia necesarias para desarrollar su carrera y su vida en general, le faltaba el empujón final que le lanzara al estrellato.

Bastante reflexivo, antes de decidirse a tomar una decisión necesitaba ver con claridad todas las opciones que estaban a su alcance.

Tomar una decisión de forma repentina sin tener toda la información, podía causarle angustia y desazón y, en momentos de máxima tensión, llegaba a mostrar un fuerte carácter y cierta agresividad si se le atacaba reiteradamente, aunque, por regla general, solía predominar en él la parte racional de su carácter, comedido y controlado.

Poco comunicativo, pensaba muy bien lo que tenía que decir y la forma de hacerlo, cuidándose de excesos de los que luego se tuviera que arrepentir. Le gustaba tener el control de su entorno. Seguramente tendría todas sus cosas en un buen orden y ese primer sueldo de 120 libras le debió parecer una fortuna en esos momentos en los que no disponía de ahorros.

No se puede decir que destacara especialmente por sus dotes artísticas o creativas, pero sí que tenía un cierto gusto estético. Estaba más acostumbrado a tener una vida tranquila y quizá rutinaria que a tener diferentes opciones en las que elegir.

Se le puede definir como poco sentimentalista, pues como ya hemos dicho le gustaba tener el control sobre si mismo y guardar las formas. Bastante disciplinado y obediente, no parece que diera muchos problemas a su entrenador con caprichos y tonterías.

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