¿Qué le espera a Egipto tras la marcha de Hosni Mubarak?

  • El papel del Ejército es una incógnita. Podría tutelar un proceso a la democracia en el país pero se teme que sólo haya un cambio de caras en el régimen.
  • Se desconoce qué papel jugará Omar Suleimán en la transición.
  • Incertidumbre en el ámbito internacional: Egipto siempre ha sido el principal 'aliado' árabe de Israel. Ambos tienen firmado un tratado de paz desde 1979.
  • Egipto, una república dominada por el Ejército desde 1952.
Un joven porta la bandera de Egipto.
Un joven porta la bandera de Egipto.
Luke MacGregor / REUTERS
Un joven porta la bandera de Egipto.

Viernes 11 de febrero. 18.00 horas en Egipto. Momento histórico. El presidente, Hosni Mubarak ha presentado su renuncia como pedían los egipcios. 18 días de intensas protestas (con la plaza Tahrir de El Cairo como centro neurálgico del movimiento antiMubarak) han servido para acabar con un régimen que permanecía en el poder desde hace 30 años. La democracia llama con fuerza a las puertas de Egipto. ¿O no?

Mubarak entrega el poder al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, tal y como ha anunciado el vicepresidente Omar Suleimán. Sin embargo, hay cierta confusión por cómo se desarrollará el proceso a partir de ahora para que se instaure una democracia legítima en el país. Para empezar, el papel del Ejército es una incógnita. Y se desconoce el rol que jugará exactamente el propio Suleimán o si habrá un gobierno de transición que pueda reunir todas las opciones políticas con la presencia de militares y civiles.

Según el artículo 84 de la Constitución egipcia, si queda vacante la Presidencia debería elegirse un nuevo presidente en un periodo máximo de 60 días desde el momento en el que quede vacante el puesto. Sin embargo, no está claro si esto se aplica si el Consejo Superior Militar está a cargo de los asuntos de la nación.

En principio, está previsto que se celebren una nuevas elecciones en el mes de septiembre, aunque tal y como se han desarrollado las cosas puede que se adelanten. El Ejército, según las primeras estimaciones, mantendría en este tiempo un papel de tutela en el país para garantizar la estabilidad hasta que haya un nuevo gobierno civil.

De hecho, el pueblo egipcio y hasta la oposición ven con buenos ojos este papel tutelador del Ejército y aceptan que vigile este proceso hacia la democracia. La institución siempre ha sido bien valorada por los egipcios, que han visto al Ejército más como un aliado que como un enemigo en estas últimas semanas de protestas. Es una autoridad que genera confianza.

Y entre medias está Suleimán. En su discurso para anunciar la marcha de Mubarak no ha dejado claro cuál será su papel, pero podría ejercer de negociador e intermediario en este proceso de transición entre todas las fuerzas políticas. No hay que olvidar que Suleimán, anterior jefe de los Servicios de Espionaje de Egipto, es también un general de renombre en el país y cuenta con gran influencia en el Ejército. También tendrá voz a nivel exterior, pues goza de la máxima confianza de EE UU.

Dudas

De ahí deriva también las dudas sobre el presente egipcio. Los países europeos y EE UU, así como la oposición a Mubarak, han mostrado su preocupación por que en las próximas fechas Egipto no logre un cambio democrático y simplemente haya un simple cambio de caras del régimen. El tiempo que tarde el Ejército en llevar al país a la democracia será clave. Si se retrasa, podría generar cierta impaciencia y desconfianza. Tampoco ayudan las informaciones que ponen de relieve la división interna que existe en el Ejército egipcio, lo cual podría degenerar en una 'guerra' de intereses de futuro incierto.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto, liderado por Mohammed Hussein Tantawi, ministro de defensa en el Ejecutivo de Mubarak, anunció este jueves su apoyo a "las legítimas demandas del pueblo" y afirmó que estaba "estudiando las medidas" para salvaguardar los intereses del país. El compromiso figuraba en el Comunicado Número 1 del consejo. Este viernes, el Consejo prometió que no perseguirá a los "honorables (ciudadanos) que rechazaron la corrupción y pidieron las reformas". "No hay alternativa a la legitimidad del pueblo", dijo el Ejército en un tercer comunicado.

Egipto e Israel

Las dudas sobre el futuro político interno de Egipto también se trasladan a cómo será su posición en el panorama internacional, más teniendo en cuenta que Egipto ha sido en las últimas décadas en principal 'aliado' árabe de Israel. De hecho, la represión del islamismo y el empeño de Mubarak en mantener la paz con Israel le valieron la enemistad de muchos egipcios y de líderes de otros países árabes.

El movimiento islamista Hamás celebra la dimisión de Mubarak y pide que el nuevo Gobierno egipcio ayude a los palestinos, en especial contra el cerco israelí a Gaza. "Este es el principio de la victoria del pueblo y la revolución egipcia", ha dicho uno de sus portavoces, Sami Abu Zuhri. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, dijo este jueves que espera que el sucesor de Mubarak mantenga el tratado de paz firmado con su país en 1979. Egipto tiene frontera con Israel y Gaza, de ahí la importancia de su futuro. Al sur, tiene como vecino a Sudán, inmerso en un proceso de separación.

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