Paleo-futuro: el futuro que nunca fue

  • El paleo-futuro es el futuro que imaginaron en el pasado, una máquina del tiempo estropeada que muestra mochilas cohete, casas en la luna o robots-mayordomo de aspecto desfasado. Es también una tendencia de búsqueda de material retro. Te presentamos a uno de sus precursores: el paleo-futurista estadounidense Matt Novak.
Imágenes de un futuro perfecto.
Imágenes de un futuro perfecto.
Archivo.
Imágenes de un futuro perfecto.

Es dorado y catastrófico por igual, lleno de peligrosos avances, inventazos, contaminación y problemas resueltos. Nunca pudimos resistir la tentación de imaginar el futuro, el hermano mayor del tiempo. Ese conjunto de fantasías es ahora el paleo-futuro: el futuro que nunca llegó, la fantasía de los que auguraban avances en forma de trenes que vuelan o píldoras en vez de comida.

«En el año 2007 las vitaminas y el ejercicio sustituirán a las fajas —decía una diseñadora 50 años antes de la fecha prometida—. Las mujeres tendrán tan buena figura que no necesitarán llevar inmencionables ». Un anuncio de 1930 jugaba con el futuro perfecto. «Con la llegada del milenio los guardias de tráfico se dedicarán al ganchillo (...). Los automóviles se deslizarán de forma silenciosa y segura. Hasta que ese día llegue... ¡Contrate un seguro Aetna!».

Promesas incumplidas

En 1982 llegaba la fantasía recurrente del robot amoroso. «Podrá tener el aspecto de Cary Grant (...), prepararte una bebida e incluso ser bueno en la cama», decía un investigador tecnológico de la Universidad de Minnesota. Caducada la fecha, la profecía nos hace sonreír con amargura. «El grito de guerra de la gente con la que hablo del tema suele ser: “¿Dónde está mi coche volador? ¿Y mi mochila cohete?”. Sentimos que se nos debe lo prometido cuando éramos niños», dice Matt Novak.

Matt, estadounidense de 27 años, se describe como «paleo-futurista». Es un arqueólogo del futuro y un precursor de esta tendencia de jugar con el tiempo. En www.paleofuture.com recopila artículos, vídeos e ilustraciones. En tan sólo 3 años de existencia, su web se ha convertido en un referente, una librería on line de predicciones históricas. Desde niño se preguntó cómo la gente del pasado imaginaba el futuro. Aprovechó una asignatura de la universidad para pasar de la idea infantil a la acción. Ahora incluso piensa en publicar el número uno de Paleo-Future Magazine, una revista que versará sobre un tema en cada entrega. La primera será sobre comida. Habrá fotos y artículos de fantasías pasadas sobre robots que sirven desayunos o comidas preparadas con solo apretar un botón.

«Soy un freak de la investigación. Me encanta ir a la biblioteca, buscar en periódicos viejos y comprar libros». En este tiempo Matt ha hecho descubrimientos como paleofuturista accidental: «Las predicciones están condicionadas por su tiempo. Los años treinta, los setenta y el presente son similares: hay mucho pesimismo y miedo por la automatización. Sin embargo, en décadas más prósperas, como en los cincuenta, las predicciones son más tecno-utópicas».

El futuro está en el aire

La web de Matt hace un recorrido que se remonta a finales del siglo XIX, décadas poco menos que obsesionadas con los artilugios voladores. Hay grabados de globos aerostáticos de toda condición, incluso guiados por águilas atadas con cuerdas que sujeta un elegante galán con chistera. Una ilustración de 1899 muestra vehículos con alas de madera, ligeros como insectos. Los conductores van abrigados y llevan monóculo, y las damiselas toman asiento detrás. La litografía, francesa, dice: «Salida de la ópera en el año 2000».

En los años veinte aún no ha desaparecido la idea de volar sea como sea. Además, se concibe el robot como ayudante fiel, eficaz como chófer o acompañante ideal para las solteronas que necesiten halagos ocasionales. Una década después, con la crisis económica de los treinta, los robots ya no caen bien: son máquinas malignas que nos quitarán el trabajo. De los cuarenta a los sesenta abundan las radios con televisión, los coches en forma de bala o las cocinas ultramodernas y automatizadas. Estados Unidos prometía bienestar tras las penurias de la guerra. Estaciones espaciales en Marte, control de los fenómenos meteorológicos... Todo era posible en el futuro brillante de América.

Aunque siguen soñando con la conquista del espacio y los teléfonos con televisión, en los setenta el futuro se torna amenazante. En un artículo de 1972 se alertaba de que «la cultura del pelo largo» podría influir tanto en los estadounidenses que se normalizaría para el año 2000 la vida comunal, en casas grandes apenas amuebladas y con comedores colectivos.

Matt Novak se niega siempre a hacer predicciones. «Nadie ha acertado nunca con exactitud. Que la gente siga equivocándose es lo que más me gusta». Pero, frivolidades aparte, su web no es sólo una colección de estrafalarias predicciones. El paleo-futuro muestra que somos tan esclavos de nuestro tiempo como para trasladar nuestros anhelos, fracasos y miedos cuando imaginamos el futuro de los que nos sobrevivirán.

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