BIO Madrileña, de 18 años, debutó a los 15 en 'La flaqueza del bolchevique'. Tuvo que esperar a la mayoría de edad para rodar 'Melissa P.'

¿Cómo convenció al director para pasar por delante de otras 200 actrices italianas?

Dándolo todo. Arriesgando al cien por cien y divirtiéndome mucho sobre todo. Fui a la prueba a muerte.

Ha tenido dos papeles protagonistas y los dos de lolita. ¿Le da miedo estancarse?

No los veo como lolitas. El personaje de María en La flaqueza del bolchevique a lo mejor podía despertar eso en Pablo, pero a Melissa le da igual todo. No la veo lolita.

¿Cómo la definiría entonces?

Una niña que está creciendo, que se toca, que experimenta, que busca. La están llevando desde un camino equivocado. Se va enganchando, cree que lo que le dan es bueno, que como la hacen sentir, siendo un objeto, se siente bien. Cree que así es como se tiene que sentir. Es como un autocastigo.

Y se equivoca.

Sí, y luego se da cuenta. Pero eso es lo mejor. Eso es que ha aprendido y ha crecido, que es lo bonito.

¿Pasó vergüenza en alguna escena?

Siempre hay un poco de pudor, pero lo importante es tirarse a la piscina.

¿Cuál fue la peor?

En la que más vergüenza pasé, fue cuando estaba arriba en la pértiga, en la clase de educación física, por el esfuerzo físico.

O sea que las escenas de sexo, sin problemas.

No, había muy buen ambiente y eso es lo más importante para poder rodar a gusto y tranquilo.

Alguna vez ha dicho que es como una coreografía, ¿no?

Sí, si te sales de plano, ya no vale la toma. Tiene que estar todo muy medido y hay que intentar hacerlo en las menos tomas posibles.

No ha conocido a la verdadera Melissa. ¿Eso le hubiera ayudado a preparar el personaje?

No, porque yo he intentado hacer otro personaje que no se pareciera nada a ella. Creo que era lo mejor. Pero me habría encantado conocerla.

¿Le pusieron algún problema sus padres con este papel?

No, lo que pasa es que al principio no entendían por qué yo quería hacer una película así. Pero muy pronto vieron que estaba tan convencida que realmente lo deseaba y me apoyaron.

Nada que ver con la madre de la película.

No, cero, nada. (Risas). Menos mal.

Vaya personaje, ¿no?

Sí, la sociedad de hoy en día está muy bien reflejada en la madre. Es una pena, porque lo más importante es que los padres hablen con los hijos, que se relacionen, que les cuenten sus problemas.

¿Cree que una película como esta puede ayudar a los padres a entender a sus hijos?

A los padres y a los hijos, a no equivocarse tanto. Creo que es una necesidad de ambos.

Tengo entendido que dejó al novio por esta película.

No, son etapas de la vida que hay que superar y que hay que decidir lo que uno quiere y lo que desea para siempre.

¿Pero no le gustaba que hiciera este papel, verdad?

Eso de ser actriz lo llevan un poco mal los chicos. Pero a mí, sinceramente, me da igual. Paso de todo.

¿Hay muchas Melissas por ahí?

Y muchos Melissos, sí. No estamos acostumbrados a ver estas cosas, pero yo creo que hay muchos más casos y más raros que el de esta pobre Melissa.

¿Sigue habiendo tabú al hablar de sexualidad?

Demasiado.

¿Cómo vencerlo, con más películas como ésta?

Por ejemplo. O con los padres. Creo que hay que suavizar las cosas, ponerlas fáciles. A lo mejor entre jóvenes se habla más entre ellos, pero creo que no se habla con naturalidad.

 O sea, que los jóvenes suspenden en educación sexual.

Los jóvenes y los mayores, que se creen que lo saben todo y no saben nada. Hay que vivirlo con más naturalidad. Todos hemos nacido por sexo.

Creo que a la autora no le ha gustado la película.

Es una opinión respetable. No le ha gustado porque creía que iba a ver su libro reflejado y diferente. Y yo me alegro por eso. Pero me habría encantado que le gustara.

Lo que sí ha alabado es su papel.

Y yo se lo agradezco. No quería que se viera reflejada ella en ningún momento. Quería inventarme una Melissa de ficción.

¿A qué clase de público puede interesar la película?

Jóvenes y padres, que es de quienes habla la película.

Melissa se cuelga por un chulito y hace lo que él le pide. ¿Qué le parece esa actitud?

Es razonable, porque somos así de estúpidos los humanos. Cometemos errores y luego decimos, ¿pero por qué?

La película habla de la pérdida de la inocencia. ¿Usted sigue siendo inocente?

En algunos aspectos sí, claro. Hay cosas que no conozco, y me quedan por conocer muchas.

Otro tema de la película es la soledad. ¿La teme?

Sí, la tenemos que temer todos porque es lo peor que debe de haber, estar solo. Lo más bello que hay es sentirse querido y estar con gente que realmente te quiere.

Ese es el principal problema de la protagonista.

Sí, porque a veces te sientes solo rodeado de mucha gente y ese es un problema interior; todos pasamos por él. La etapa que vive es cuando se está conociendo, está buscando su lugar en el mundo y es normal que se sienta sola. Ni su amiga la comprende ni le puede contar todo a su abuela. Se guarda mucho para ella y eso duele.

Con la Pasarela Cibeles se ha vuelto a hablar de la anorexia. ¿Le preocupa?

Estoy en contra de la anorexia. Por temas personales sé de lo que se habla y creo que es un problema social muy fuerte. La anorexia ha existido siempre y seguirá existiendo. Tanto en chicos como en chicas. Hay que intentar dar una educación que no te lleve a eso.

¿Qué parte de responsabilidad tienen el cine, la tele, la publicidad?

Toda. Tienen la pelota en su tejado. Hay que cambiar el punto de vista. Las modelos no dejan de ser maniquís. Hay que ser inteligente y quererse y amarse a uno mismo.

¿Cómo le gustan los galanes: tirando a maduros como Luis Tosar (La fuerza del bolchevique) o jovencitos como Nilo Mur (compañero de rodaje en Melissa P)?

Yo me quedo con los dos.

¿La película no ha hecho que empeore su opinión de los hombres?

Hay de todo, como mujeres. Cuando estuve rodando sí que tenía un poco de asco a los hombres. Pero fue muy momentáneo.

¿Con qué actor se liaría en la pantalla?

Con Johnny Depp, sin dudarlo.

Si no es de su generación; ya tiene una edad…

Bueno, pero como lolita que soy… (risas) ¡Ya a por todas!