El director Michael Winterbottom estrena la polémica y violenta 'El demonio bajo la piel'

  • Idolatrado y odiado por la crítica más sesuda, el realizador británico es uno de los directores más prolíficos e imprevisibles del mundo.
  • El viernes se estrena uno de sus filmes más polémicos, 'El demonio bajo la piel'
El realizador británico Michael Winterbottom, durante una visita en 2008 al Festival de San Sebastián.
El realizador británico Michael Winterbottom, durante una visita en 2008 al Festival de San Sebastián.
EFE
El realizador británico Michael Winterbottom, durante una visita en 2008 al Festival de San Sebastián.

¡Qué poco va a durar la perfecta nariz de Jessica Alba! Un puñetazo, y otro, y otro, la convierten en una masa de materia informe. Pero la cosa no termina ahí: una patada revienta su labio, y los ojos de la actriz son sepultados por la sangre que hincha, hasta hacerlos explotar, sus párpados. El bello rostro se desfigura, transformado en un horrible y sanguinolento despojo, y gran parte del público gira la cabeza incapaz de seguir contemplando la escena. Un crítico, mientras, le comenta en voz baja a un colega: "Esta vez sí que se ha pasado el cabrón".

La escena es en la pasada Berlinale. La película, que este viernes se estrena en España, es El demonio bajo la piel, adaptación de una novela de Jim Thompson. Y el cabrón, claro, no es otro que Michael Winterbottom, despreciado y alabado por la crítica más sesuda, coleccionista de premios y uno de los directores más prolíficos, versátiles y escandalosos del cine de este siglo.

"¡Ofende usted a Sundance!", le dijeron en el célebre festival, donde se presentó la película. Y abucheos y silbidos lo recibieron en la sala de prensa de Berlín. Pero Winterbottom, joven pese a sus 50 años, sonriente pese a los insultos y dicen, tan propenso a jovencitas y excesos como de costumbre, no se inmutó. Sabe de escándalos: su carrera es un rosario de denuncia, arte y provocación.

Rodar deprisa

Sólo en los últimos diez años, Winterbottom ha sido capaz de dirigir 12 largometrajes, amén de participar en otros muchos como productor. Ha rodado en Afganistán e Irán, pero también ha trabajado con Angelina Jolie (en Un corazón invencible, producida por Brad Pitt). Y ha saltado del documental al drama, del musical a la comedia, del cine de época a la modernidad absoluta, y siempre a través de presupuestos escuetos, una incomparable agilidad para rodar y montar, y la elección de temas candentes y diferentes.

Como una fuerza de la naturaleza, el talento de Winterbottom se desata pronto. Nacido en 1961 en Blackburn, Inglaterra, hijo de una maestra y de un diseñador de televisores, de adolescente es impactado por Fassbinder, Herzog y, sobre todo, Ingmar Bergman. Quema etapas a toda velocidad, accede a la universidad antes de tiempo y, casi imberbe, estudia Cine en Bristol. Tras curtirse en la televisión sin haber cumplido los 20, rueda con escasísimos medios Besos de mariposa (1995), Amo la vida (1995) o Jude (1996), además de crear una productora, Revolution. "Esa época", recuerda el realizador, "me dejó una lección: hazlo todo rápido y sencillo. Un director de cine sólo puede hacer dos cosas en la vida: rodar mucho con poco dinero o quedarse sentado en casa esperando que alguien le dé una fortuna".

Dicho y hecho: adicto a las cámaras ligeras, a los equipos escuetos y a rodar en escenarios naturales, Winterbottom convierte en imágenes unas historias veloces, efectistas, profundas. El público, y sobre todo, los festivales lo aplauden: Welcome to Sarajevo (rodada en 1997 en las ruinas de la capital bosnia) o Wonderland (1999) lo aúpan al altar del nuevo cine europeo. El perdón (2000), donde estuvo a punto de contar con Madonna de protagonista, le advierte del peligro de los grandes presupuestos. Y sus trabajos de 2002 nos permiten hablar de un genio, capaz de rodar en un solo año dos obras tan originales y opuestas como 24 Hour Party People y En este mundo.

Su exesposa, con la que tiene dos hijas y que escribió una despiadada novela sobre su relación, lo acusa de ser un pésimo padre y marido. Sus detractores lo tienen claro: rodar tanto lleva a desastres como 9 songs (2004) o a maniqueos documentales como La doctrina del shock (2009). Y mientras, sus admiradores guardan silencio. Saben, gracias a cintas como la magistral Tristram Shandy (2005), que más vale callarse y parecer un idiota que hablar y demostrar que, en efecto, lo eres.

Escenarios imposibles

Viendo su cine, cualquiera diría que rodar es sencillo... Winterbottom ha filmado en las calles de Italia (Génova, 2008), recorrido Teherán y otros paisajes de Irán (En este mundo, 2002) o viajado hasta Karachi, en Pakistán, para recrear el secuestro del periodista Daniel Pearl (Un corazón invencible, 2007). Con Código 46 llegó a más: para recrear el futuro, mezcló oníricas imágenes de Shanghái, Dubái y la región india de Rajastán.

No pases de...

Una película. En este mundo. Dos jóvenes afganos sueñan con llegar a Londres, pero antes tendrán que cruzar Irán, Turquía... Rodada como un documental y actores no profesionales, esta genial crónica del infierno que viven los emigrantes ganó el Oso de Oro. Michael Winterbottom, 2002. DeAPlaneta, 11,99 euros.
Un disco. 24 Hour Party People. Un homenaje a una ciudad, Manchester, y a la discográfica Factory Records. Un genial híbrido entre comedia y documental. Y un repaso a la obra de grupos como Joy Division, New Order o Happy Mondays. Ellos, y muchos más, están en la banda sonora original de la película de Winterbottom. Varios Artistas, 2002. London, 22,95 euros.
Un libro. Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy. Los que la han leído afirman que es la novela más imposible de llevar al cine de la historia:Winterbottom lo hizo en una hilarante comedia, que mezcla el cine de época con una aguda mirada a los egos del séptimo arte. Laurence Sterne, 1759. Alfaguara, 23,50 euros.
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