Doña Victoria Beckham: antes muerta que sencilla

  • Espera su cuarto hijo y sus diseños de moda son elogiados en Hollywood.
  • También su matrimonio con David Beckham parece haber superado celos y rumores... aunque con ayuda de terapia.
Victoria Beckham, una experta en el posado.
Victoria Beckham, una experta en el posado.
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Victoria Beckham, una experta en el posado.

Era una noche de, probablemente, el año 1250 antes de Cristo. El profeta Moisés - manto carmesí, bastón y cíngulo a juego, según muestran varias ilustraciones- recibía de manos de Yahvé dos lajas de piedra y, en ellas, una decena de mandamientos inquebrantables. Unos 32 siglos más tarde, concretamente en 2006, una semidiosa de cejas depiladas en línea recta, la camiseta deportiva escurriéndose, sibilina, sobre el porte juvenil y estrecho, los codos apuntando al cielo, anunciaba sus propios preceptos desde la portada de una revista de tendencias. También eran diez y se encerraban en dos: cuidar los complementos –salir de casa sin la compañía de unas buenas gafas de sol era pecado capital- y obtener un estilismo único mezclando prendas del presente y del pasado. En el caso de que sus fieles necesitaran ayuda, Victoria Beckhamla autora de este decálogo textil- facilitaba una lista de guías espirituales, entre ellos Alexander McQueen o Christian Dior. La sumisión a sus dictados prometía convertir a una mujer corriente en una deidad.

En el ojo del huracán

El hostigamiento de las cámaras forma parte de la vida de las divinidades de este mundo. Victoria lo soporta con entereza. Peinada y maquillada –nunca viaja sin su estilista ni sin su peluquera personal- sabe abrirse paso entre el enjambre de periodistas que le dan la bienvenida en cada aeropuerto, a la salida de una tienda y en la puerta de casa. En los actos públicos se apresura a apoyar la mano en la cintura -los hombros hacia atrás, la espalda dolosamente arqueada – antes de que los fotógrafos consigan retratarla. Permanece seria cuando sube a la tarima del photocall, poco antes de que éste se convierta en un paredón abrasador y lumínico. Tras los primeros minutos, puede que las descargas de flashes intimiden a David Beckham; a ella, no.

Ese no es el único lugar donde Victoria pone en práctica la elegante pose aprendida en la escuela de teatro y modelaje donde estudió. También la adopta si una funcionaria ha de fotografiarla para renovar su carné de conducir –su asistente le retoca antes los labios-. Entonces no le molestan las risas de los que esperan cola, sino la negativa de esa empleada a repetirle la foto. Su cabello, ahí, aparece con poco lustre, ¿sólo ella lo ve?

Los que la conocen bien aseguran que no es tan estirada como parece. En las entrevistas, la británica sonríe al fin, hace bromas y se burla de su obsesión por no salir de casa si no es sobre diez centímetros de tacón. Para estar guapa hay que sufrir. Tampoco duda en reconocer sus debilidades: "No soy una gran cantante. Acepté participar en la gira de 2007 con las Spice Girls (el grupo que le dio la fama hace más de una década) para que mis hijos vieran que su madre había sido una estrella del pop, pero no volveré a cantar". Eso sí, tiene un talento: "Sé cómo hacer que se fijen en mí".

David Beckham lo hizo en 1997 cuando la conocida como Spice Posh (Spice pija) se contoneaba en un vídeo junto a sus compañeras de formación. Desde entonces, están juntos, tienen tres hijos, esperan el cuarto y forman una de las parejas célebres más estables.

<p>Victoria Beckham</p>

Sin embargo, estar casada con uno de los futbolistas más atractivos y poderosos del planeta tiene sus inconvenientes. Los rumores sobre las infidelidades del jugador y los celos la han obligado a pasar por terapia. Desde entonces, se siente más segura, ha aprendido a canalizar su ira y afirma que tiene una envidiable relación basada en la confianza. Aunque las asistentes personales que entran en su casa no puedan ser ni guapas ni muy delgadas. Esa norma sigue vigente.

De 'Spice pija' a diseñadora

Sus años en esa España olorosa, donde David Beckham firmó un contrato millonario para jugar en el Real Madrid, no fueron fáciles: desconocía el idioma, el sello que gestionaba su carrera musical en solitario había quebrado y coincidía en el gimnasio con Ana Obregón, esa "bitch" que trataba de birlarle, supuestamente, a su marido. Por el contrario, su traslado a Los Ángeles fue el comienzo de una etapa feliz. En EE UU “es más fácil ser mujer, hay más igualdad", repetía constantemente, sin ninguna nostalgia de su hogar madrileño. Es allí donde se ha consolidado como diseñadora de moda, su nueva profesión. Jennifer Lopez, Drew Barrymore y Cameron Diaz han lucido sus vestidos y se dice que su colección de gafas y vaqueros ingresó en un año más de 7,5 millones de dólares. Ahora se siente más fuerte para mirar a su esposo de igual a igual.

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