El portavoz del PPdeG, Antonio Rodríguez Miranda, ha reclamado este miércoles al jefe del Ejecutivo central, José Luis Rodríguez Zapatero, que posponga "su mordisco a las arcas municipales" —a las que, según sus cálculos, pedirá 322 millones de euros por los anticipos de 2009— y que "aplaque su voracidad recaudatoria" hasta que Galicia crezca "a un porcentaje del 2 por ciento".

En una rueda de prensa celebrada en la capital gallega, el portavoz popular ha criticado que el Gobierno "obligue" a los ayuntamientos a devolver unos 322 millones —a la espera de el Ministerio "concrete" las cifras— por los anticipos a cuenta de 2009, que se sumarían a los 106 millones de 2008, para pagar las "deudas" derivadas de su "mala" planificación presupuestaria.

"Los ayuntamientos gallegos no tienen esos 428 millones", ha advertido Rodríguez Miranda, antes de reprobar que se "obligue" a los entes locales a decidir "si pagan a Zapatero o las nóminas de sus empleados". "No es de recibo que los ayuntamientos ahorren para que Zapatero pague", ha apostillado.

En este escenario, ha lamentado que ministra de Economía, Elena Salgado, disfrute con el papel "de cobrador del frac o sheriff de Nottingham" pese a la "dramática situación" de los ayuntamientos de la Comunidad y exigiendo dinero "a quien no lo tiene". No en vano, ha recordado que el Estado reclamó también "en plena crisis" a Galicia la devolución de 2.600 millones de euros de los anticipos.

"parar el sablazo"

En todo caso, Miranda ha recalcado que su partido no pide "una amnistía" en la devolución de los anticipos, sino un aplazamiento. "Zapatero está a tiempo de parar este segundo sablazo", ha enfatizado, para garantizar que el PPdeG tratará de evitar "el nuevo ataque" que se avecina para las arcas municipales y que espera "contar" con el apoyo del resto de formaciones gallegas y de la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp).

"Esperamos no quedarnos solos en esta justa reivindicación", ha proclamado el portavoz popular, antes de instar al PSdeG a no situarse de parte de Zapatero "como un simple siervo fiel", sino "del lado de los gallegos".