Miguel Montes Neiro, considerado el preso común más antiguo de España al ir enlazando condenas desde hace 34 años, ha recibido comunicación de un nuevo traslado de cárcel, el segundo en un mes, esta vez con destino a Granada, donde afronta un juicio el próximo 17 de enero, según informó a Europa Press la familia del recluso.

Este nuevo cambio de cárcel ha motivado que Montes Neiro abandonara la huelga de hambre que venía secundando desde hace tres semanas contra su último traslado, que tuvo lugar a finales de noviembre.

Aquel traslado al centro penitenciario de Huelva, donde el preso carece de conexiones familiares y no tiene causa pendiente alguna, ya desató las críticas de su abogado, Félix Ángel Martín García, quien recordaba que el recluso, de 60 años de edad, había sido intervenido quirúrgicamente dos semanas antes de una tumoración en el cuello.

En ese contexto, dirigió un escrito de queja a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior y pidió que el traslado fuera investigado por un juez de Vigilancia Penitenciaria al considerarlo "improcedente" y más parecido a una "sanción encubierta" por la "trascendencia mediática" del caso de su defendido.

Juicio por fuga

El traslado a Granada, adonde llegará el 1 de enero tras pasar por Morón de la Frontera (Sevilla) y (Málaga), se debe a que Montes Neiro debe afrontar en esa provincia un juicio el próximo 17 de enero, acusado de quebrantar una salida de prisión concedida hace un año por la muerte de su madre. Se le acusa de huir en el velatorio de la madre organizado en el domicilio familiar pero su defensa asegura que nunca abandonó la casa y que los funcionarios no registraron la habitación donde se había quedado dormido tras ingerir calmantes.

Esas fugas y quebrantamientos de condena explican que este recluso, pese a no tener delitos de sangre, lleve desde 1976 sin acceder a la libertad, si quiera provisional. Para colmo, la reciente entrada en vigor del nuevo Código Penal le perjudica, ya que no permite que los excesos en el cumplimiento de prisión preventiva sean descontados de causas distintas a las que se refieren. El último recuento de penas pendientes, si no varía, sitúa en 2025 el año de salida de la cárcel del preso, que para entonces ya tendría 75 años.