Más de 22.000 familias de la provincia de Málaga viven del sector olivarero, cuya actividad vinculada a su explotación genera 2,5 millones de jornales al año, obteniendo una producción de 70.000 toneladas de aceite de oliva virgen y 25.000 de aceituna de mesa, según han informado desde la Junta de Andalucía.

No obstante, Baldomero Bellido, técnico de olivar de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) de Málaga, ha asegurado que este año la cosecha será menor como consecuencia de la vecería de la variedad dominante, que es la hojiblanca, reduciéndose, además, la facturación, ya que, a pesar de que es de mayor calidad, se cobrará más barata que el año pasado.

Tal y como han especificado a Europa Press desde la Delegación Provincial de Agricultura y Pesca de la Junta, esta actividad se concentra en unos 37 municipios de la provincia, siendo las comarcas de Antequera, la Axarquía y Valle del Guadalhorce donde mayor número de localidades se dedican a ello.

En total, Málaga cuenta con 125.800 hectáreas y 28.500 explotaciones destinadas al olivar, mientras que en Andalucía esta cifra asciende a 1,5 millones, en el caso de las hectáreas, y a 320.000, en cuanto a las explotaciones.

Así, Málaga supondría un siete por ciento en el total de la producción de aceite en Andalucía, un 6,5 por ciento en el de la aceituna y un 8,5 por ciento en cuanto a la superficie de la región.

En este sentido, y teniendo en cuenta estos datos, la delegada provincial del ramo, Mónica Bermúdez, ha calificado de "muy positiva" la futura Ley del Olivar, que ha calificado de "necesaria", ya que "asegurará el liderazgo mundial de Andalucía en este sector".

El proyecto de Ley, que fue aprobado en el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía el pasado 30 de noviembre, aborda dos aspectos "prioritarios": la competitividad y la reorientación de la producción a las necesidades del mercado, que "contribuirá de manera decidida a la modernización del sector y a su sostenibilidad".

En el primero de ellos se enmarca la modernización de las explotaciones de olivar tradicional potencialmente productivas, el fomento del uso del riego para aumentar la producción y la renta y el aprovechamiento energético de los residuos agrícolas e industriales.

Asimismo, se centra en el fortalecimiento de los programas de investigación, innovación y formación de nuevas tecnologías aplicadas al olivar, la concentración de la oferta a través de medidas de apoyo al asociacionismo empresarial y el fomento de la calidad y mejora de la información para los consumidores.

En cuanto al eje de sostenibilidad, el proyecto prevé la ampliación de las políticas que actualmente se desarrollan para mantener la renta de los olivicultores, así como impulsar la multifuncionalidad y diversificación de explotaciones e industrias, incrementando la renta de procedencia no agraria.

Además, plantea mejorar las condiciones de trabajo y respaldar el olivar tradicional, el situado en zonas con desventajas naturales, la producción ecológica e integrada, el uso eficiente de los recursos hídricos y la mejora de las condiciones de trabajo, "en pro de un empleo de calidad".