El nuevo sistema tipo James Bond para aprobar sin estudiar está basado en la «técnica del soplón». Dos estudiantes entran en el aula, pero uno de ellos abandona  el examen al poco tiempo llevándose consigo las preguntas. Después se esconde en un lugar cercano y a través de un micrófono o del móvil sopla las respuestas a su compañero, que las recibe en un auricular sin cable.

La chuleta preferida

El método se está convirtiendo durante los exámenes de febrero en la chuleta preferida por los estudiantes. La Universidad de Córdoba no es una excepción, y algunos estudiantes confirman a 20 minutos la existencia y utilidad del método. El único inconveniente es que su precio ronda los 500 euros y es difícil de encontrar en Córdoba. Así que la mayoría lo adquiere por Internet.

Hay incluso webs especializadas en chuletas electrónicas. Los más avispados han encontrado un negocio y los alquilan por 100 euros. En unos días amortizan la inversión.

Viejos métodos

El bolígrafo: Con la punta del compás o con un alfiler se graban datos en el cristal del bolígrafo. Sólo vale para fórmulas o palabras clave.

El cambiazo: Intuyendo cuáles pueden ser las preguntas que pueden caer, el estudiante lleva las posibles respuestas escritas en folios oficiales.

En la ropa : Las chuletas debajo de la manga, en el bolsillo o enrollada en forma de pergamino en el interior de un bolígrafo. Las chicas se las pegan en la pierna aprovechando que llevan falda.

«Chuletas electrónicas»

En las páginas de Internet que comercializan estos pinganillos (en webs como www.pinganillos.com o www.pinganillos.es) los definen como «chuletas electrónicas», aunque dejan bien claro que «copiar en los exámenes queda prohibido por el fabricante». Dicen que el proveedor es Phonak (una multinacional suiza con sede en Alicante). En algunos foros de Internet de universitarios se puede constatar cómo distintos estudiantes en estas fechas venden y alquilan sus pinganillos a modo de subasta, al mejor postor.