El delincuente en cuestión será aquel que fume o comercie con los derivados del cannabis (marihuana o hachís).

Estas sanciones son las que prevé la polémica ley antidroga que aprobó ayer la Cámara de los Diputados italiana, promovida por los grupos políticos de centroderecha, y que equipara las drogas blandas a las más duras.

La norma establece una tabla única de estupefacientes con penas de seis a 20 años de cárcel y multas de hasta 260.000 euros para quien «cultiva, produce, fabrica, extrae, refina, transporta, comercia, vende, ofrece, cede, compra o está en posesión de drogas, a no ser que sea para uso estrictamente personal».

La decisión final será del juez, que podrá establecer si se trata de tráfico o consumo propio más allá de la cantidad incautada guiándose por «otros elementos» que ayuden a su juicio. Por posesión, se  retirará el permiso de residencia a los extranjeros. Los grupos políticos de izquierda han puesto el grito en el cielo ante la ley –aprobada en un paquete de medidas en una enmienda de decreto ley que regula los Juegos Olímpicos de Turín– y han prometido que si ganan las elecciones en abril la anularán.

Prueba de ello fue la manifestación del martes a las puertas del Parlamento, donde grupos antiprohibicionistas y políticos italianos se fumaron unos cigarrillos de marihuana como protesta.

Holanda. ¿Modelo en crisis?

El Ayuntamiento de Amsterdam prohibió el consumo de cannabis en determinadas calles. El debate en Holanda sigue abierto, entre los que apoyan la producción y la ilegalización de facto.

Reino Unido. Despenalizada

Reino Unido despenalizó el consumo de cannabis en 2005, incluyendo esta sustancia entre las drogas menos nocivas. A pesar de todo, el Gobierno ha ordenado revisar la ley.

Francia. Leyes más duras

El Ministerio de Sanidad ha lanzado fuertes campañas en la población y espera endurecer las leyes este año, ya que Francia es uno de los países de la UE donde más porros se fuman.