Todo ocurrió cuando un grupo de okupas entraron en la vivienda de una anciana que estaba ingresada en un geriátrico para vivir en ella. Cuando limpiaban encontraron dos millones de las antiguas pesetas, en metálico.
Al descubrirlos, huyeron, los cambiaron por euros y gastaron el dinero en fiestas y en la compra de una tele, un DVD, una secadora, un equipo de música para el coche, una videocámara, una motosierra y ropa. Dos de los acusados son menores.
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