Ahora ha sido condenado en Lleida a dos años de cárcel y a pagar una indemnización de 1,8 millones de euros, aunque no irá a prisión porque es su primera condena. Ésta es la primera sentencia que se dicta en toda Europa por un delito informático.
Los hechos se remontan a 2002, cuando el joven fue expulsado de los chats de IRC Hispano por saltarse las normas. Decidió vengarse y atacó a otras empresas como Ono o Wanadoo. Su virus afectó a tres millones de usuarios.
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