Los Derviches Danzantes actuan este miércoles en el Kursaal de san Sebastián con un espectáculo "hipnótico y fascinante"

Los Derviches Danzantes actuarán junto a Ensemble Al-Kindi y el cantante Sheikh Habboush este miércoles, a las 20.00 horas en la Sala de Cámara Kursaal de San Sebastián, en un espectáculo "hipnótico y fascinante" de cantos y danzas sufíes de Damasco.

Los Derviches Danzantes actuarán junto a Ensemble Al-Kindi y el cantante Sheikh Habboush este miércoles, a las 20.00 horas en la Sala de Cámara Kursaal de San Sebastián, en un espectáculo "hipnótico y fascinante" de cantos y danzas sufíes de Damasco.

Según ha detallado la Fundación Kursaal, durante este "llamativo" espectáculo, los Derviches Danzantes entran en trance y giran sobre sí mismos una y otra vez al ritmo de la orquesta de instrumentos tradicionales árabes, Ensemble Al-Kindi.

Para ello, comienzan la danza después de recibir el permiso del jefe del grupo trás lo cual, se quitan el mantón negro y aparecen con el vestido blanco, signo del luto del bajo mundo que abandonan para acercarse al universo celeste. Después, se sitúan en el centro del círculo y comienzan a girar lentamente hasta llegar al clímax de la danza.

La voz la pone Sheik Habboush, quien canta poemas místicos sobre el amor a Dios y al profeta. "Estos cantos cautivan al público gracias a la belleza de su voz y la originalidad en su interpretación y son célebres en todos los círculos sufíes de Siria", ha explicado.

De este modo, el arte musical de Damasco se caracteriza por las suites (wasla), los modos (maqam) y los ritmos originales. La Fundación Kursaal ha señalado que "su expresividad es fundamentalmente serena, con un acompañamiento rítmico sobrio y riguroso para llevar progresivamente a la asamblea hacia el trance o la meditación, según la elección de las cofradías".

Asimismo, el director artístico de este espectáculo y miembro fundador de Ensemble Al-Kindî, Julien Weiss, se ha convertido en el nexo de unión entre dos mundos gracias a su difusión de las voces árabes desconocidas en Occidente. Esta conexión se ha hecho aun más sólida desde que se establece en Alepo (Siria) en un palacio mameluco del siglo XIV, donde organiza y reproduce regularmente conciertos a la usanza de las veladas tradicionales de los salones de música.

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