La guerra de divisas ha centrado la cena de trabajo que ha inaugurado este jueves la cumbre de líderes del G-20 que se celebra en Seúl. Este asunto amenaza con quebrar la unidad que ha mostrado el grupo en los dos últimos años y ha sido discutido en las últimas 48 horas por los viceministros de Finanzas y los negociadores de cada país.

El objetivo es que este viernes los jefes de Estado y de Gobierno y los líderes de las principales instituciones multilaterales y de países invitados, puedan escenificar un compromiso común. De hecho, buena  parte de la Declaración de Seúl ya está avanzada e incluye otros acuerdos importantes; pero en las divisas hay enfrentamiento.

Acusaciones cruzadas

El miércoles, las discusiones sobre el tema acabaron a gritos. Estados Unidos acusa a China de frenar la cotización del yuan para hacer sus exportaciones más atractivas, y atribuye a esta situación la falta de empuje de las empresas estadounidenses.

Por otro lado, China y otros países con superávit comercial, como Alemania, critican a EEUU por inundar de dólares la economía mundial, después del anuncio de la Reserva Federal estadounidense (FED) de una expansión monetaria de 600.000 millones de dólares. Otros países emergentes, como Brasil, se encuentran en medio de la pelea.

Por un lado consideran que China les está obligando a devaluar para no perder competitividad. Por otro, acusan a las naciones desarrolladas como EEUU por sus bajos tipos de interés, que hacen que los flujos de capital se refugien en naciones que ofrecen rendimientos mayores, como los emergentes, con el consiguiente peligro de que se creen burbujas especulativas y se dispare la cotización de sus monedas.

Los otros acuerdos

Los líderes han mostrado, no obstante, su determinación en alcanzar un acuerdo en las próximas horas, aunque sea de mínimos. Una de las posibilidades sobre la mesa era que, para evitar susceptibilidades, se evitará mencionar la "devaluación" de las monedas, y se utilizase en su defecto el término "infravaloración".

Otra de las posibilidades es que se den un plazo de seis meses para resolver el problema, antes de la próxima cumbre, que se celebrará en Francia a mediados del 2012, según informa la agencia oficial surcoreana Yonhap. Lo que firmarán este viernes los líderes será, previsiblemente, la reconfiguración del poder de voto del FMI y el aumento de la inversión en desarrollo.

También pretenden obligar a la banca a aumentar la solidez de su capital, y a vigilar más estrechamente a las entidades que son tan grandes que su quiebra desestabilizaría el sistema financiero. El G-20 dará asimismo su apoyo en la declaración a la que adoptaron los ministros de Economía en la reunión de hace unas semanas en Gyeongju.

Reunión Zapatero y Obama

Por otro lado, poco antes de que diera comienzo la cumbre, el presidente estadounidense, Barack Obama, y el jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, analizaron juntos los resultados de las recientes elecciones legislativas norteamericanas y la evolución de la situación económica internacional.

Según explicó en rueda de prensa en Seúl la vicepresidenta Salgado, ambos se saludaron al inicio de la cena de trabajo y mantuvieron una breve charla. Fuentes del Ejecutivo señalaron que ambos conversaron durante unos cinco minutos y que a ellos se añadió el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva.

Obama y Zapatero, según explicó Salgado, destacaron el importante papel que ha desempeñado Lula en América Latina, en el contexto internacional y a la hora de situar a Brasil como una de las grandes potencias emergentes. El último encuentro entre Obama y Zapatero tuvo lugar en abril en Washington.