Los dobles de cuerpo para los desnudos ayudan a que nos den gato por liebre

  • ¿Hasta qué punto se prestan las grandes estrellas a aparecer sin ropa en la pantalla?
  • Retoques digitales y, sobre todo, dobles de cuerpo han sido usados con frecuencia para subsanar vergüenzas y crear leyendas.
Jessica Alba en 'Machete', de Robert Rodriguez.
Jessica Alba en 'Machete', de Robert Rodriguez.
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Jessica Alba en 'Machete', de Robert Rodriguez.

Sudorosa, resbaladiza y, por supuesto, desnuda. ¿O no? En Machete, lo último de Robert Rodriguez, Jessica Alba aparece como Dios la trajo al mundo: sin mostrarlo todo, pero sí sugiriendo mucho. Pero, oh, decepción: acaba de desvelarse que se trata de un montaje digital. Lo que era una actriz tapada con un grueso braguero y casto sujetador se había transformado, por ordenador, en una diosa en cueros.

No será el último –ni el primero– fraude erótico-cinematográfico. Desde sus inicios, el Séptimo Arte ha desnudado a sus bellezas para atraer al público. Pero unas veces por vergüenza, otras por inseguridad o, simplemente, porque otros cuerpos quedaban mejor en la pantalla, más de una estrella ha sido sustituida sin que nos diésemos cuenta: lo que se dice darnos gato por liebre.

Piernas anónimas

Un ejemplo es paradigmático: el de Julia Roberts en Pretty Woman. El cuerpo de su personaje, Vivian Ward, no era del todo suyo: fue sustituido en las escenas más tórridas, e incluso en el cartel de la película, por los de Shelley Michelle y Donna Scoggins. La primera es una de las más célebres dobles de cuerpo de Hollywood (tanto que publicó un libro, Confesiones de una doble de cuerpo, en el que desvela cómo su esqueleto ha reemplazado al de Anne Archer, Kim Basinger, Sandra Bullock o Madonna). La segunda también ocupó el lugar de Lolita Davidovich en escenas de El escándalo Blaze.

¿Y Marli Renfro? ¿Les suena su nombre? Probablemente no, pero casi con total seguridad han visto su cuerpo en una escena: la del asesinato en la ducha de Psicosis. Cuando Hitchcock rodó la película, en 1960, una estrella como Janet Leigh ni se planteaba aparecer desnuda. La solución fue sencilla: contratar a la mencionada Renfro, una modelo de revistas para adultos que había sido portada de Playboy, por 500 dólares. Más recientemente, otras actrices esgrimieron razones parecidas a las de Leigh para no mostrar su cuerpo. Keira Knightley, por ejemplo, se negó a ello en Domino, donde fue sustituida por una bailarina de striptease llamada Roberta Lorincz. Natalie Portman tampoco quiso prestarse a rodar sin ropa una escena de torturas en Los fantasmas de Goya, donde la sustituyó una doble (sí aparecía desnuda, en cambio, en el corto que precedía a Viaje a Darjeeling: Hotel Chevalier).

Un poco más de carne

Con Angelina Jolie, en cambio, no hay duda: más de una vez (en Pecado original, por ejemplo) la hemos visto desnudarse sin mucho pudor. Sin embargo, en Hollywood se dice que no era ella la que aparecía desnuda en Wanted, sino otra mujer algo menos delgada. En efecto, en ese caso la extrema delgadez de Jolie no dejó demasiado satisfechos a los productores, que optaron por un trasero (la escena muestra al personaje de Jolie saliendo de la ducha) algo más entrado en carnes. En esos casos, el teléfono que marcar es el de Anita Hart, cuyas contundentes nalgas han sustituido en el cine a las de Pamela Anderson (Barb Wire), Cindy Crawford (Caza legal) o Elizabeth Hurley (Austin Powers). Sólo una vez, dice la leyenda, sus atributos no bastaron para lograr un papel: fue para doblar el trasero de Jennifer Lopez en La celda.

Jane Fonda en El regreso, Jennifer Aniston en Derailed, Michelle Pfeiffer en Stardust... Al final, casi resulta más difícil encontrar a actrices que no hayan recurrido nunca a una doble que lo contrario, pero las hay. Por ejemplo, Rachel Weisz, quien al estrenarse Ágora aseguró que nunca usaría este recurso para esconder su anatomía. Otra actriz de carácter, Kate Winslet, hizo lo mismo para su atrevido papel en El lector: se negó a eso y a perder peso, asegurando que de hacerlo "su personaje perdería credibilidad". Así que..., ¿qué debemos creernos a partir de ahora?

Ellos también necesitan ayuda

Sylvester Stallone o Harvey Keitel se han desnudado del todo ante la cámara, pero otros no han llegado a tanto. Tristán Ulloa, por ejemplo, lo hizo en Lucía y el sexo, pero después reconoció haber sido doblado "en una escena". También Willem Dafoe fue sustituido por un actor porno profesional en Anticristo. Las discusiones sobre la veracidad de determinados atributos alcanzaron a la publicidad en el caso de un anuncio de Eduardo Noriega, en el que, presuntamente, el actor se lanzaba al agua completamente desnudo enseñando trasero.

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