El desmarque de Barreda está influido por la presión de los alcaldes y el temor a que pase lo que en autonómicas de 1995

Dirigentes socialistas entienden los "nervios" pero no comparten la estrategia porque "si debilita a sus compañeros se debilita él mismo"

Las palabras del presidente de Castilla La Mancha, José María Barreda, que han provocado la polémica en el PSOE y el rechazo de la vicepresidenta primera del Gobierno, no han extrañado entre los dirigentes socialistas de esta comunidad autónoma y sobre todo entre los alcaldes, que apuestan por un desmarque de las políticas del Gobierno de Zapatero porque temen que pueda ocurrirles lo que pasó en las autonómicas y municipales de 1995, que supusieron un gran descalabro para el PSOE y un adelanto de la derrota de Felipe González en las generales de 1996.

Según fuentes socialistas consultadas por Europa Press, las declaraciones de Barreda de ayer y que ha ratificado hoy, en las que advierte de que si no se cambia de rumbo van a acabar en una "catástrofe electoral", están precedidas de una gran presión de sus alcaldes y dirigentes en Castilla-La Mancha, a tenor de los últimos datos de las encuestas que poseen.

Estas mismas fuentes explican que en los estudios sociológicos, la respuesta es mayoritariamente favorable en relación con la gestión que José María Barreda realiza en Castilla-La Mancha y también la que hacen los alcaldes en los municipios gobernados por el PSOE, habiendo una diferencia notable con la valoración que los ciudadanos hacen de la gestión del Gobierno central.

Sin embargo, cuando se pregunta a los ciudadanos por la intención de voto, estos apuestan por las siglas y sale perjudicado el PSOE castellano-manchego.

Por este motivo, tanto alcaldes como dirigentes socialistas de la región temen mucho que pueda ocurrir algo parecido a lo que sucedió en las municipales y autonómicas de 1995, que fueron un desastre electoral para el PSOE, al perder regiones como Valencia, Murcia, Madrid —que desde entonces no han vuelto a recuperar— o Asturias. En aquel momento, los socialistas sólo conservaron Castilla-La Mancha y por muy poco, Andalucía y Extremadura y también perdieron en casi todos los grandes municipios, salvo La Coruña, San Sebastián y algunos en Cataluña.

Por ello, según las fuentes consultadas, Barreda ha tratado de desmarcarse del debate nacional y quiere centrar su estrategia en que el debate se circunscriba a la región y a los municipios, rechazando incluso, tal y como ha dicho él mismo, la presencia de líderes nacionales en la campaña de las elecciones de mayo de 2011.

Precisamente lo contrario de lo que creen que trata de hacer su oponente, la secretaria general del PP y candidata popular a la presidencia de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal. Los socialistas castellano-manchegos están convencidos de que a ésta le interesa más plantear las elecciones en clave nacional porque la crisis y la gestión de la misma se visualizan en el presidente del Gobierno y en la marca PSOE.

Este argumento justifica la respuesta de Barreda en la entrevista que dio ayer a Onda Cero, cuando afirmaba que en su región: "no se elige quién va a gobernar España. Se elige quién va a gobernar Castilla-La Mancha. Y, por lo tanto, considero que es un desprecio para la región que cuando hay elecciones autonómicas se hable de otras cosas".

Nervios y estrategia equivocada

Al margen de los motivos que pueda tener, las palabras de Barreda no han sentado bien en otros dirigentes del PSOE. Aparte de las réplicas públicas del extremeño Guillermo Fernández Vara —advirtiéndole de que la cuadrilla no debe dejar sólo al torero— y de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, otros consultados por Europa Press han dicho no compartir las opiniones del castellano-manchego.

Así, aunque dicen entender sus "nervios" ante lo ajustado de la batalla electoral en esa comunidad, opinan que su estrategia es equivocada: "Si debilitas a tus compañeros te debilitas a ti", señala un miembro de la dirección federal del PSOE.

No es la primera vez que Barreda marca distancias con el jefe del Ejecutivo en los últimos meses y miembros de la dirección admiten que los 'barones' deben tener cierto espacio y cierta autonomía ante una precampaña que se presenta muy difícil para el PSOE, pero sin llegar al punto de pedir a Zapatero que no participe en la campaña en un determinado territorio.

Fuentes gubernamentales, por su parte, descartan que el resultado de las primarias de Madrid —donde la apuesta de Zapatero, la ministra Trinidad Jiménez, quedó derrotada— esté alentando desmarques como el de Barreda. De hecho, estas fuentes han subrayado que el presidente castellano-manchego ha discrepado en otras ocasiones, sin necesidad que nadie le 'dé alas'.

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