Una mujer acusada de dejar morir a esposo alega que él le impidió llamar al médico

  • Dice que se lo prohibió "muy enfadado y diciendo palabrotas".
  • Francisca C.C. afronta una pena de cinco años de prisión.
  • La acusan de un delito de homicidio por omisión.

Francisca C.C., que afronta una pena de cinco años de prisión acusada de haber dejado que su esposo agonizara durante horas sin llamar al médico, ha alegado este lunes que no se percató de que su marido estaba tan grave y que, además, éste le prohibió que llamara a los servicios sanitarios.

Un jurado popular juzga desde este lunes en la Audiencia de Barcelona a Francisca C.C., a quien la Fiscalía acusa de un delito de homicidio por omisión por haber incumplido su obligación como cónyuge, recogida en el Código Civil, de procurar a su marido la asistencia médica que requería.

El ministerio público mantiene en su escrito de acusación que la mujer, vecina de Cornellà (Barcelona), dejó que su marido agonizara, sin llamar al médico ni a ningún familiar que le auxiliara, desde las 16.00 horas del 12 de agosto de 2006, cuando el hombre había caído al suelo semiinconsciente y sin poder articular palabra.

El esposo de la imputada falleció, según mantiene la fiscalía, entre las 22.00 y las 23.00 horas de ese día, pero hasta las 05.00 de la mañana del día siguiente la acusada no llamó al médico de urgencia, que tras certificar la muerte avisó al forense y a la policía ante las sospechas de que el deceso no había sido natural.

Por el contrario, la defensa de la acusada solicita su absolución argumentando que, debido a sus escasos conocimientos médicos, Francisca C.C. no se percató de la gravedad del estado de su marido y que, además, era una mujer sumisa que le obedeció cuando éste le impidió que llamara a urgencias. De hecho, en su declaración la acusada ha asegurado que su marido era reticente a acudir al médico, por lo que era ella la que solía entrevistarse con el facultativo de cabecera para tratar de sus dolencias, y que incluso desconocía que sufría diabetes -la causa directa de su fallecimiento- porque él no se lo había dicho nunca.

Según su versión de los hechos, después de desplomarse -lo que le obligó a pedir la ayuda de un vecino para reincorporarlo- su marido recuperó la consciencia y, cuando ella manifestó su intención de llamar al médico, él se lo prohibió tajantemente, "muy enfadado y diciendo palabrotas", como era su costumbre. "Ese día obedecí, como otros días había obedecido", ha mantenido Francisca C., que ha explicado que su esposo pasó la tarde tendido en la cama, sin querer comer ni levantarse, y que cuando ella se fue a dormir a su habitación su marido todavía estaba vivo y podía hablar.

"Yo no podía esperar lo que iba a pasar", ha subrayado la acusada, tras insistir en que su marido llevaba meses en un estado delicado de salud, por lo que a ella no le extrañó que ese día se mostrara tan abatido. La Fiscalía duda de la versión de la acusada basándose, entre otros indicios, en el testimonio del vecino que a las 16.00 horas ayudó a Francisca C.C. a levantar del sofá a su marido y el de otras vecinas de la escalera, a quienes en las horas previas a la muerte la procesada afirmó que ya había llamado al médico.

"Por su parte, la defensa ha aportado un documento de la farmacia donde Francisca C.C. compraba los medicamentos para su marido que demostraría que nunca adquirió ningún fármaco para la diabetes, lo que corroboraría su versión de que desconocía esa enfermedad de su esposo. En el inicio del proceso judicial las hijas del matrimonio ejercieron la acusación contra su madre, pero finalmente han decidido retirarse de la causa.

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