El catedrático de la Universidad de Valladolid colaborará con Ragactives en establecer varias hipótesis e intentará comprobar el comportamiento de la reacción que se produjo en aquel reactor de diez litros, tres de ellos de ácido perclórico, «un producto perfectamente conocido y que puede ser peligroso a altas temperaturas», reconoció Gutiérrez.
Por el momento, y hasta tener más conclusiones de lo ocurrido, han abandonado el proyecto que estaban desarrollando y en el que trataban de conseguir un principio activo farmacéutico de más calidad y obtenido con un coste más bajo.
Ya habían realizado 45 ensayos con pequeñas cantidades y el día del accidente, el 20 de diciembre, lo intentaron aumentando la cantidad a un kilogramo.
De los cinco trabajadores lesionados, tres fueron dados de alta, y otros dos, más graves, se recuperan de manera favorable.
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