En 2003 ya se negó colocar un semáforo en Basurto

El Ayuntamiento de Bilbao rechazó ese año la petición de un vecino. La delegada de Circulación dijo tras el atropello que conoció las quejas en diciembre.
Los padres de Oihane y Aitor, junto a su hija, encabezaron ayer la manifestación.
Los padres de Oihane y Aitor, junto a su hija, encabezaron ayer la manifestación.
Miguel Toña
Los padres de Oihane y Aitor, junto a su hija, encabezaron ayer la manifestación.
El Ayuntamiento bilbaíno rechazó por escrito en 2003 poner un semáforo en avenida de Montevideo, donde la semana pasada dos hermanos fueron atropellados en un paso de cebra. Además, conocía desde al menos siete años el problema de esa zona de Basurto.

Antes, en octubre de 1998, había recibido la queja de un vecino, que incluía un croquis, pidiendo una solución.  A pesar de ello, la concejala de Circulación y Transportes, Ibone Bengoetxea, aseguró tras el accidente que había conocido las demandas  vecinales desde hacía sólo 15 días. Pero, a los cinco meses de acceder al cargo en junio de 2003, ya rechazó colocar un semáforo en el cruce.

Según mostró el PP, la respuesta de la concejala decía: «Las características geométricas y de circulación (...) no aconsejan la adopción de las medidas solicitadas». El PP acusó, por ello, a la concejala de «mentir». El Ayuntamiento rechazó ayer esta crítica, ya que, dijo, la petición del vecino era «para otro punto de la calle». Al lado.

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Los niños les dan el último adiós

Los niños del colegio público Basurto rindieron ayer el último homenaje a sus compañeros fallecidos: Con respeto y en silencio, los niños dieron ayer el último adiós a Aitor y Oihane en el colegio en el que, además de compañeros de Infantil y Primaria, eran amigos.

Tras mantener un minuto de silencio en el patio del colegio, los niños, acompañados de profesores y de los padres y hermana de sus amigos fallecidos, acudieron al lugar del accidente, a sólo unos 300 metros de las aulas donde estudiaban.

Al llegar, una decena de niños se encargaron de entregar los ramos de flores, en que mostraban el cariño de compañeros y profesores. A su lado, una caja, recuerdo de los compañeros de clase, en la que se leía: «Aitor y Oihane, seréis como estrellas, columpiándoos, colgados de la luna».

Aunque nadie lo proclamó, la manifestación, además de un recuerdo, fue una reclamación: soluciones inmediatas para que no se repita la tragedia.

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