La capital turolense recuerda este domingo a los Santos Mártires, copatronos de la ciudad

La ciudad de Teruel recordará este domingo, 29 de agosto, a sus copatronos, los Santos Mártires Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato. Con tal motivo, a las 18.30 horas tendrá lugar la tradicional procesión de 'los cagones', en la que los protagonistas son los niños bautizados durante este último año.

La ciudad de Teruel recordará este domingo, 29 de agosto, a sus copatronos, los Santos Mártires Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato. Con tal motivo, a las 18.30 horas tendrá lugar la tradicional procesión de 'los cagones', en la que los protagonistas son los niños bautizados durante este último año.

La procesión terminará con la celebración de la Eucaristía que, estará presidida por el vicario general de la Diócesis, Manuel Sebastián; al que acompañará el Superior Provincial de los Franciscanos, el Padre Antonio Jordá. Al finalizar la Eucaristía se impondrá la medalla de los mártires y se bendecirá a los niños.

La procesión recibe el nombre de 'cagones' porque en los veranos, era normal que los niños murieran por diarreas. Ante una epidemia fuerte, la ciudad recurrió a estos mártires, en varias ocasiones, en las que no murió nadie, lo que llevó a la ciudad a adoptar esta tradición.

Los Santos saldrán en procesión de la parroquia de los Franciscanos de la capital turolense y se acercará hasta la ermita en la que, la tradición, recuerda que se asentaron los santos a su llegada a Teruel. Después de acudir al convento de las Clarisas, la procesión llegará al Ayuntamiento donde se unirá la Corporación municipal y tras su paso por el Obispado de Teruel, se celebrará la Eucaristía.

Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato fueron discípulos de San Francisco de Asís, y se establecieron en Teruel en la ermita de San Bartolomé en 1220 con el objetivo de asistir a los enfermos y pobres del municipio. Posteriormente se marcharon a predicar el Evangelio a tierras de Valencia, donde fueron decapitados por el rey moro Seit- Abu- Zeit. Sus restos fueron trasladados a Teruel en 1232 y fueron recibidos por el rey Jaime I.

Unos Mártires, a los que los vecinos de Teruel tienen mucha devoción. De hecho, todavía son muchas las personas que siguen yendo a la Iglesia de los Franciscanos a por agua al pozo de los Mártires.

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