"Puedo decir que, en comparación con los escáneres desde que llegó al hospital el miércoles y hasta hoy, hay una mejoría significativa en los datos que pueden leerse de las tomografías", afirmó el profesor Shlomo Mor Yosef.
Sharón fue sometido el viernes hoy a la tercera operación quirúrgica tras su ingreso en el hospital el pasado miércoles, después de que una tomografía computerizada mostrara una mayor presión intra-craneal, que hizo necesario un nuevo drenaje de líquidos en su cerebro.
"La presión intra-craneal está nuevamente dentro de los parámetros normales", indicó.
En estos momentos los médicos están tratando de mejorar la ubicación del catéter que se le ha introducido en el cerebro por medio de un sistema de navegación computerizado, explicó.
"Y volverá a la unidad de cuidados intensivos para continuar el tratamiento", agregó.
Mor Yosef advirtió de que "a pesar de esa mejoría significativa, la situación del primer ministro es todavía grave pero estable".
Sharón había pasado la noche en coma farmacológico inducido por los médicos, estado en el que seguirá al menos hasta mañana domingo a última hora.
Estado de shock en Israel
En Israel se ha extendido la sensación de fin de etapa y de comienzo de la era post-Sharón. Con más incógnitas que certidumbres.
Cansado de las luchas intestinas en su partido, el conservador Likud, ante decisiones como el abandono de Gaza, Sharón acababa de formar junto al ex líder laborista Simon Peres, uno nuevo: Kadima.
Sin la presencia de Sharón o con este debilitado, sus posibilidades en los comicios parecen complicarse, ya que Peres no es un líder apreciado en Israel. Sin embargo, los primeros sondeos indican que el Kadima ganaría de cualquier forma.
El principal beneficiado de las dificultades de salud del primer ministro será el ultraconservador líder del Likud, Benjamin Netanyahu. Las posiciones en el conflicto palestino de Netanyahu son tan extremas que han conseguido que un duro como Sharón parezca un "hombre de paz", como le ha calificado George Bush.
Incertidumbre entre los árabes
El viceprimer ministro palestino Nabil Shaath ha asegurado que no creía que Sharón hubiera tenido fe alguna vez en el proceso de paz, aunque señaló que su estado incrementaría la incertidumbre sobre la vuelta a las negociaciones.
Los que no han disimulado su alegría han sido las facciones armadas palestinas.
También entre los palestinos cunde la incertidumbre ante qué pasará después de las elecciones israelíes.
Sharón no era considerado precisamente como un amigo de los tratados con los palestinos, hasta el punto que la retirada de Gaza fue hecha sin consultar ni comunicárselo oficialmente a los árabes, pero sí era previsible. Si los palestinos hicieran una quiniela contraria a sus intereses, probablemente el nombre de Ariel Sharón sólo sería superado por el posible vencedor de las próximas elecciones, Netanyahu.
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