El consejero de Medio Ambiente, Francisco González Buendía, ha presentado este jueves en Gijón la puesta en marcha de un servicio de bicicletas eléctricas, que en una primera fase será gratuito, en la Rserva de la Biosfera del Río Eo, Oscos y Terras de Burón, para el disfrute sostenible de la zona a través de una oferta de rutas cicloturistas, al objeto de servir de atractivo turístico, revulsivo económico para los siete municipios asturianos implicados e instrumento de educación medioambiental.

Buendía, en rueda de prensa en el recinto 'Luis Adaro' en el marco de la 54 Edición de la Feria Internacional de Muestras de Asturias (Fidma), ha explicado que habrá un total de 27 bicicletas eléctricas disponibles, con una autonomía de entre 30 y 80 kilómetros, y con cuatro puntos de recarga posibles en San Tirso de Abres, Taramundi, Villanueva de Oscos y Porcía, donde se sustituirá la batería por una nueva.

Los vehículos se recogerán en el Centro de Interpretación de la Ría del Eo de forma gratuita hasta el próximo 31 de octubre, para en una segunda fase decidir si se cobra por el servicio, se requieren más bicis o si se precisan mejoras, además de conocer el tipo de usuario que las solicita. La adquisición de las 27 bicicletas eléctricas, así como diverso material, tuvo un coste de 220.000 euros.

Junto a Buendía ha estado el director general de la Biodiversidad y Paisaje del Principado, José Félix García Gaona, quien ha explicado que hay dos modelos de bicicleta y que se cuenta con material complementario como señalización, chalecos, cascos, baterias de repuesto o carritos para poder llevar bebés en las bicis. El usuario debe ser mayor de 18 años, aunque los menores desde los 12 años podrán usarlas bajo autorización de sus progenitores o tutor.

Asimismo, García Gaona ha destacado que su uso está limitado al paseo y ha resaltado la existencia de diversas rutas, como pueda ser la del Agua o la de los Teixos. Especialmente ha citado una ruta fácilmente accesible, como es la senda costera que va de Vegadeo a Ortiguera, que comprende 44 kilómetros en cada sentido.

También ha indicado que la autonomía de las bicis, de 30 a 80 kilómetros, va en función de las tres posibilidades de pedaleo. No obstante, ha recordado los cuatro puntos de sustitución de baterías y además el hecho de que se trata de bicis y no ciclomotores, por lo que el pedaleo se hace necesario siempre. Según él, las bicis precisan de cien veces menos energía que un coche, es menos ruidosa. Con este proyecto, se quiere poner "un granito de arena" para fomentar su uso desde esta Reserva de la Biosfera.

En cuanto a las condiciones de uso, el tiempo máximo es de tres horas y será obligatorio el uso de casco y chaleco. La no devolución de la llave, el chaleco o el candado conllevará el abono de cinco euros, y de 25 en el caso del casco. Asimismo, estará prohibida la cesión a un tercero y deberá comunicarse cualquier desperfecto ocasionado cuando se devuelva el vehículo.

En la presentación también intervinieron los alcaldes de Castropol y Taramundi, José Ángel Pérez y Eduardo Lastra, respectivamente. El primero ha indicado que esta iniciativa va a redundar positivamente en la comarca y ha señalado que hay expectativas favorables de que suponga un aliciente turístico y un incremento de la calidad de vida de la población. De hecho, ha reconocido que ya hay demandas del servicio de alquiler de bicis y que hay dos empresarios en Castropol interesados en el procedimiento de gestión del mismo.

Además, ha destacado que los puntos de recarga van a permitir hacer rutas más largas y ha apuntado que se ha diseñado una cicloturista en cada municipio, que se une a las que existen y a la senda costera.

Pérez ha apuntado que en la asociación de la Reserva se espera que los siete municipios gallegos hagan lo mismo y ha animado a que insten a la Xunta de Galicia a poner también en marcha este servicio de bicicletas eléctricas. No en vano, ha indicado que la paya de las Catedrales, en Ribadeo (Lugo) está a tan sólo cinco kilómetros del Centro de Interpretación de la Reserva, por lo que es muy fácil acercarse con las bicis a la comunidad vecina desde allí y otras poblaciones.

Sobre este tema, Lastra ha resaltado que el uso de las bicis aumenta las opciones de conocer el territorio desde otra perspectiva y ha recalcado como positivo el que la distancia entre la costa y los valles es de unos 20 kilómetros. En su opinión, es una diversidad de paisaje que valora la gente que visita los municipios integrantes en la Reserva, que debería ser un ente de unión para preservar el entorno.