La periodista Ana María Plana analiza en 'Matar al mensajero' la censura y el caso de José Couso como "crimen de guerra"

La periodista Ana María Plana acaba de publicar en el sello gaditano Absalon 'Matar al mensajero. José Couso y los caídos en Iraq', donde ha analizado las estrategias de censura por parte de las tropas de Estados Unidos durante el conflicto en el país iraquí en 2003, así como la muerte del cámara de televisión español fallecido ese mismo año y que la autora ha considerado que se trata de "un crimen de guerra".

La periodista Ana María Plana acaba de publicar en el sello gaditano Absalon 'Matar al mensajero. José Couso y los caídos en Iraq', donde ha analizado las estrategias de censura por parte de las tropas de Estados Unidos durante el conflicto en el país iraquí en 2003, así como la muerte del cámara de televisión español fallecido ese mismo año y que la autora ha considerado que se trata de "un crimen de guerra".

Plana, en una entrevista concedida a Europa Press, se ha mostrado "convencida" de que la muerte de Couso en el Hotel Palestina el 8 de abril de 2003 es un ejemplo de "crimen de guerra", pues se disparó a las instalaciones hoteleras sabiendo que era una zona donde se encontraban los periodistas en Bagdad. Además, ha explicado que las excusas que los militares estadounidenses ofrecieron "no son muy convincentes", pues indicaron que el objetivo de las cámaras parecían las de un tipo de armas usadas en otras guerras, pero que en Irak "no se utilizaban", así como que el tanque que dispara se encuentra encima de un puente, un lugar poco seguro si compruebas que te están apuntando, lo que en esta situación o disparas o huyes y "no tardas diez minutos en disparar, tras recibir órdenes y cambiar la munición".

En este sentido, ha aclarado que ellos querían dar "una llamada de aviso", así como que el disparo tenía como objetivo la habitación superior a la que se encontraba José Couso y que pertenecía a una agencia periodística que emitía la señal en directo. Por su parte, Jon Sistiaga, compañero de Couso en Irak, le contó, según Plana, que tras el ataque un grupo de periodistas se acercaron a los militares estadounidenses para afirmarles que en el hotel había periodistas, hecho que ellos ya conocía pues lo recogían en los planos de la zona.

Asimismo, la autora ha afirmado que la versión militar es contradictoria a la aportada por los periodistas, concluyendo que tras años del suceso y de investigación "hay puntos que no están claros". El caso ahora puede dar un giro después de que el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, haya ordenado la busca y captura de los militares estadounidenses el sargento Thomas Gibson, el capitán Philip Wolford y el teniente coronel Philip Camp a los que acusa indiciaramente de la muerte del cámara español, con lo que se pretende poder extraditarlos a nuestro país para que sean juzgados por estos hechos en la Audiencia Nacional. En este punto, Plana ha confesado que "nada le gustaría más que se hiciera justicia", si bien no cree que el país norteamericano deje que tres militares suyos sean juzgados en España.

La escritora, que ha advertido de que el caso de Julio Anguita Parrado es "diferente" al de Couso, pues se trata de un accidente, ha explicado que la obra recopila toda la información de la cobertura periodística de la Guerra de Irak, centrándose en el caso de José Couso, porque es el caso español "más sangrante de lo que fue el ataque a la prensa, a la libertad de expresión y al derecho a la información".

Por otro lado, ha recordado que el caso de Couso no fue el único, pues anteriormente otras televisiones sufrieron ataques, lo que pone de relieve el hecho de que cada vez es "más difícil" contar con información de primera mano sobre los conflictos, por imposibilidad de acceder a algunas zonas o por la censura previa. En este caso, según ha apuntado, se cumple el tópico de que "en una guerra la primera víctima es la verdad".

En Irak, según Plana, no sólo se dio la censura previa, sino lo que se llamó "el programa empotrados", en el que Estados Unidos pretendía que los periodistas mostraran "lo que les interesaba", además de la censura iraquí. "Cualquiera que saliera de la zonas oficiales corría el riesgo de muerte", ha señalado, pero matizando que los periodistas son civiles y en sus muertes "no se puede hablar de daños colaterales para enmascarar".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento