El vicepresidente del Ejecutivo comunitario y responsable de Justicia, Libertad y Seguridad, Franco Frattini, subrayó que "cada Estado miembro decidirá a cuántos inmigrantes admite, pero la UE fijará directrices comunes".

El programa, que se refiere al periodo 2006-2009, incluye una serie de propuestas sobre las condiciones de entrada y estancia de los inmigrantes económicos. Entre ellas, una directiva sobre los derechos fundamentales de los trabajadores inmigrantes admitidos en la UE, y también normas específicas sobre trabajadores altamente cualificados y otra sobre temporeros.

Preferencia para cualificados

En el primer caso, Frattini destacó que el 54% de los inmigrantes muy cualificados van a Estados Unidos, mientras que el 48% de los inmigrantes con poca formación van a Europa.

Por ello, abogó por "un procedimiento de urgencia para animar a la gente cualificada a venir a Europa a trabajar así".

Permisos de cinco años para temporeros 

Por lo que se refiere a los temporeros, el responsable de Justicia e Interior defendió la concesión de "permisos multianuales", por ejemplo para trabajar 6 meses al año durante 5 años, cosa que sería un "incentivo" para que no se queden de forma ilegal.

Disminución de población activa

La Comisión subraya que, si continúa la evolución demográfica de la UE, la población activa disminuirá de forma general después de 2010. Si los flujos migratorios continúan en su nivel actual, la reducción del número de trabajadores activos entre 2010 y 2030 será de 20 millones de trabajadores en la UE.

Algunos Estados miembros, como Alemania, Hungría, Italia y Letonia, registran ya un declive en su población en edad de trabajar, mientras que en otros países, como Irlanda, este fenómeno se producirá mucho más tarde, a partir de 2035.

Para compensar los efectos negativos sobre el mercado de trabajo del envejecimiento de la población, la UE señala a la inmigración como una de las posibles soluciones.

"Si bien hay que reconocer que la inmigración es fuente de enriquecimiento cultural y social, especialmente al contribuir al espíritu emprendedor, a la diversidad y a la innovación, su incidencia económica sobre el empleo es innegable porque aumenta la oferta de mano de obra y ayuda a hacer frente a las carencias", señala un informe presentado por la Comisión a la cumbre de Hampton Court el pasado octubre.